
Los titanes corporativos están arrimando el hombro a la campaña electoral para la alcaldía de Nueva York, después de una década en la cual Michael Bloomberg y su riqueza personal definieron el escenario político de la Gran Manzana.
Christine Quinn, la vocera del consejo municipal que va primera entre los candidatos demócratas en las encuestas y recaudación de fondos en el último año, pero que recién oficializó el inicio de su campaña la semana pasada, ya lleva recaudados más de u$s 6,7 millones.
Sus mayores contribuyentes son desarrolladores inmobiliarios, incluyendo a los ejecutivos de Related Companies, Millennium Partners y Vornado Realty Trust. No sorprende que sea así en una ciudad donde los valores de los alquileres y las propiedades dominan la economía local.
Otros generosos aportantes trabajan en algunas de las mayores empresas de Nueva York, desde hedge funds y bufetes de abogados hasta Estée Lauder, Pfizer, Time Warner y NBC Universal. Las empresas tienen prohibido donar directamente a los candidatos.
Las donaciones más pequeñas, pero simbólicas, han venido de empleados de Coca Cola y la Alianza de la Industria Alimenticia del estado de Nueva York, dos grupos que como Quinn y la mayoría de los candidatos de 2013, se oponen al intento de Bloomberg de prohibir la venta de bebidas extra grandes en la ciudad.
Cuatro demócratas (Christine Quinn, el defensor público Bill de Blasio, el contralor de la ciudad John Liu y ex contralor William Thompson) han recaudado más de u$s 16 millones.











