
La apagada reacción del mercado de valores local frente a la perspectiva de otra ronda de agitación política en Italia refleja el creciente consenso entre inversores y compañías del país: Que Matteo Renzi quizás sea la mejor apuesta para los negocios.
Después de pelear durante dos años contra la fuerte recesión, gran parte de la comunidad empresaria se siente decepcionada por el débil gobierno de Enrico Letta y cree que el entusiasta alcalde de Florencia es más capaz de impulsar las reformas en el mercado laboral y la burocracia, y de estimular las exportaciones.
Necesitamos a alguien que haga las cosas en vez de este mezquino teatro de política que me provoca arcadas, señaló Oscar Farinetti, empresario detrás de la cadena de venta de alimentos Eataly. Matteo es la única persona en este contexto que puede hacer eso.
Por su parte, Renzi hizo inusualmente público su cortejo a una nueva clase de entrepreneurs italianos.
En su acto político anual en Florencia, realizado en octubre pasado, lo acompañó un grupo de jóvenes empresarios (incluyendo Andrea Guerra, CEO de Luxottica, el grupo detrás de los anteojos Ray-Ban) que apoyan su idea de demoler las viejas redes de Italia.
Guerra, de 49 años, hasta dijo que se ofrecía para ocupar el cargo de ministro si Renzi era gobierno, según contaron allegados.
Davide Serra, de 42 años y fundador del hedge fund Algerbris en Londres, también habló en el acto. Fue un aportante de la campaña para las primarias de Renzi el año pasado, vive fuera de Italia desde que terminó la escuela e hizo carrera en la Ciudad de Londres. Representa a un grupo de italianos que emigraron frustrados por lo que Serra llama la vieja generación que llevó a Italia al borde de la quiebra.
Matteo tiene una ideología. Tiene noción de equidad y de lo que es correcto, aseguró Serra, rebatiendo las críticas de que Renzi es ambicioso a cualquier precio. De todos los políticos, él es el único que hace cosas, todos los demás sólo hablan, agregó.
Pero la aceptación que recibe Renzi entre los empresarios italianos es poco universal. Consultados sobre el porqué les gustaba Renzi, algunos ejecutivos no expresaron mucho más que es joven o es una cara diferente. En privado, hasta esos profesionales convencidos de que Renzi es la mejor opción para el país a menudo mencionan que les inquieta la rapidez con la que buscó adquirir poder.
Sergio Marchionne, CEO de la recién fusionada Fiat Chrysler Automobiles, hizo pública una pelea con Renzi hace 18 meses durante la cual él sugirió que su experiencia como alcalde de Florencia era demasiado pequeña como para convertirlo en la persona adecuada para el cargo de primer ministro.
Mientas tanto, la misma cara nueva que le sirvió para seducir a la generación más joven de empresarios también tendió a provocar rechazo entre los ejecutivos de más edad que todavía conforman la columna vertebral de poder en Italia.
Giovanni Bazoli, de 81 años y presidente del banco minorista Intesa Sanpaolo, teme que la imagen de demoledor barra con la experiencia en su prometida purga política.











