
Dependiendo de a quién se le pregunta, la decisión de China de permitir que se depreciara su moneda es un hito en la reforma de mercado o una escalada de una guerra de divisas que desató el gobierno desesperado por rescatar a la debilitada economía.
El banco central chino hace todo lo posible por apoyar la primera interpretación. Además de adelantarse a las acusaciones de devaluación competitiva, esta estrategia fortalece el argumento de que un yuan más flexible se merece el apoyo del Fondo Monetario Internacional para ser moneda de reserva oficial.
Los críticos afirman que el gusto chino por las fuerzas del mercado es oportunista. Al partido comunista le gusta liberar las fuerzas del mercado cuando se alinean con sus objetivos de política, aseguran, pero rápidamente volverá a la intervención diaria cuando las condiciones cambien.
Quienes opinan que se trata de un avance en la reforma del mercado aseguran que la devaluación de China no sigue el usual guión de la guerra de divisas. A diferencia del denominado Abenomics en Japón, por ejemplo, el Banco Popular de China (BPC) no está creando dinero nuevo y vendiéndolo en el mercado. En cambio, debilitó el yuan simplemente para aliviar la presión a la baja que se había formado durante meses pero que su anterior intervención tenía bajo control.
"En el actual escenario, darle al mercado una mayor influencia en el tipo de cambio inevitablemente implica permitir cierta depreciación", aseguró Julian Evans-Pritchard, economista en Capital Economics. "Ceder a la presión del mercado a la baja para avanzar en la reforma financiera es muy diferente a embarcarse en una devaluación competitiva", agregó.
El banco central todas las mañanas publica una paridad diaria de referencia para el yuan y permite que los bancos negocien la moneda no alejándose más de 2% de ese valor.
Desde noviembre, el tipo de cambio spot es inferior al precio fijado por el banco central todos los días. Esa es una clara evidencia de que las fuerzas del mercado -especialmente las salidas de capital sin precedentes- tuvieron peso en el yuan pero que el tipo de cambio de referencia artificialmente sólido fijado por el BPC evitaba la depreciación.
La dos caídas trimestrales seguidas en las reservas extranjeras oficiales indican que el banco central también vendió dólares directamente para contrarrestar la presión a la baja.
Pero el martes el BPC abruptamente debilitó su moneda 1,9%, la mayor caída diaria desde que se creó el mercado cambiario moderno de China en 1994. Eso permitió que el tipo de cambio spot bajara de la misma manera sin violar el límite de 2%. No fue necesaria ninguna venta directa de yuanes por parte del BPC.
En su declaración, el banco central aseguró que de ahora en más el tipo de cambio que fije se basará mayormente en el cierre del día anterior -en efecto una promesa para que el mercado determine el valor, y no al revés. Entonces, la depreciación sin precedentes fue formulada como un ejercicio de política de no intervención.
Ahora, sin embargo, la pregunta es si el BPC abrió una caja de Pandora. Las autoridades que pensaban que bastaba con una modesta caída de 5% podrían pronto encontrar que el mercado busca un descenso de entre 10% y 15%.
Los analistas sostienen que el banco central probablemente prefiera una devaluación abrupta a un movimiento en cámara lenta, que podría afianzar expectativas de depreciación a largo plazo. Esas expectativas podrían crear un círculo vicioso de salida de capitales que lleven a una mayor devaluación.
El BPC se refirió a esas expectativas el miércoles pasado cuando dijo "no hay fundamento para una depreciación constante del yuan". El riesgo es que tales afirmaciones no convenzan al mercado.
El desafío del manejo de expectativas creó un dilema para el BPC el miércoles a la mañana: fijar el tipo de cambio de referencia por debajo del cierre ya débil del martes, cumpliendo con la promesa de respetar los principios del mercado pero alimentando las expectativas de depreciación; o mantener en el mismo nivel el precio, cortando de raíz las expectativas bajistas pero dando marcha atrás a la reforma de mercado. Eligió la primera opción, preparando el terreno para otra pronunciada caída en el tipo de cambio spot.
Sin embargo, los operadores cambiarios el miércoles contaron que habían detectado señales de que el BPC estaba otra vez vendiendo dólares en el mercado para suavizar la caída de la divisa. Después de inicialmente retroceder 2%, el yuan se recuperó fuertemente en la última hora de la jornada bursátil para cerrar sólo 1% abajo.
El tipo de cambio de referencia del jueves fue otra vez cercano al nivel de cierre del miércoles. Pero gracias a una tardía recuperación, el precio fijado del jueves estaba apenas a 1,1% por debajo del día anterior, preparando el escenario para una declinación más modesta en el tipo de cambio spot, que bajó 0,8% en el inicio de las operaciones.
Todo esto sugiere que China probablemente continúe con su estrategia de avanzar dos pasos y retroceder uno en lo que respecta a la reforma del mercado, que es lo que viene haciendo hace casi cuatro décadas. La reforma seguirá adelante, pero a un ritmo demasiado lento para los críticos. La intervención en el mercado de cambio disminuirá, pero no va a desaparecer.
"Creemos que es poco probable que de ahora en más el gobierno chino permita que únicamente el ímpetu del mercado dicte el tipo de cambio del yuan, porque eso podría ser bastante desestabilizador", dijo Tao Wang, economista jefe en UBS. "La manera en que en los próximos días China fije su paridad diaria y maneje los flujos del mercado cambiario en los próximos días nos brindará algunos indicios".














