Los mercados de obligaciones negociables (impulsados por la exitosa reestructuración de la deuda griega, la economía norteamericana en mejoría y la reactivación de los préstamos del Banco Central Europeo), ¿no han recuperado demasiado terreno en demasiado poco tiempo?

Esa es la pregunta que se están empezando a hacer muchos banqueros, administradores de fondos y analistas, después del feroz avance de este año. Muchas compañías se están endeudando a costos nunca tan bajos (o cercanos a su piso), y la emisión creció. La fuerte demanda inversora se observa hasta en el extremo mas riesgoso del mercado de bonos, que es el más vulnerable a cualquier mala noticia económica.

Los mercados de bonos están desafiando la gravedad, señaló Farouk Ramzan, jefe de mercados de deuda europeos en Lloyds, el banco británico. Se siente cierta burbuja, agregó.

La recuperación se debe principalmente a los factores técnicos excepcionalmente positivos. Los pagos de cupones, el ingreso de inversores y la reducida emisión durante la segunda mitad de año pasado implican que se acumuló liquidez en las administradoras de fondos. Es difícil de encontrar inversiones rentables en el desolado mercado de bonos secundario, lo que obliga a los inversores a recurrir al mercado primario, o a los bonos que venden los bancos en representación de las compañías.

Dado que las ventas de deuda por parte de los bancos, que representan casi la mitad del mercado de crédito con grado de inversión, siguen siendo relativamente escasas, una buena parte del dinero está tras una reducida oferta.

La farmacéutica Roche, por ejemplo, la semana pasada vendió un bono por 1.000 millones de euros que rendía sólo 18 puntos básicos por encima de la tasas de referencia, un nivel que se observaba más frecuentemente antes de la crisis financiera. Como las tasas de referencias son mucho más bajas ahora, los costos de financiación absolutos son aún menores que antes de la crisis.

Los bonos que conllevan más riesgo también están disfrutando de un primer trimestre sólido. El índice estadounidense de bonos de alto rendimiento elaborado por Credit Suisse cayó a cerca de 7,2%, mientras que el equivalente europeo retrocedió a 7,1%. Los rendimientos se mueven en forma inversa a los precios.

La empresa alemana HeidelbergCement recalcó la creciente demanda de deuda con baja calificación cuando, a principios de este mes, vendió un bono de 300 millones de euros que rendía sólo 4%, considerablemente menos que el nivel en el que estaban operando sus bonos en ese momento.

En realidad, muchas de las últimas emisiones de obligaciones negociables están valuadas para que rindan menos que los bonos emitidos antes por la compañía, lo que es un indicio de optimismo por parte de los inversores.

Por otro lado, los fundamentals del mercado todavía se ven débiles, en particular en Europa. Si bien la restructuración de la deuda griega se completó sin problemas, la crisis de deuda de la eurozona está lejos de estar resuelta. El crecimiento económico chino y estadounidense podría también decepcionar, temen algunos.

La pregunta es por cuánto tiempo los factores técnicos positivos pueden ganarle al más complicado panorama subyacente. Sobre ésto, los estrategas difieren. La fuerza dominante ahora es la liquidez (BCE), y gracias a eso, creo que este año se mantendrá relativamente sólido, comentó Richard Bartlett, jefe de mercados de deuda corporativa europea en Royal Bank of Scotland. La pregunta es si quienes fijan políticas usarán esta ventana con prudencia. Es la última vez que se tiran los dados, agregó.

Ken Buckfire, CEO del banco de inversión Miller Buckfire, no ve que se esté formando una burbuja en el crédito corporativo de Estados Unidos. Aunque hay mucha emisión, la mayor parte fue para refinanciación. El monto total de deuda que tienen vigente las compañías no cambió tanto, afirmó.