
Los fabricantes de artículos de lujo durante mucho tiempo adaptaron productos, desde autos hasta jeans, para que sean del agrado de los consumidores adinerados de China. Pero ahora, los gustos chinos están empezando a influir en el diseño de productos que compra el resto del mundo, incluyendo los inodoros.
Un ejemplo es el inodoro inteligente de Kohler, que cuesta u$s 6.400. La compañía internacional de sanitarios diseñó su línea de inodoros Numi en Estados Unidos y China. Si bien el Numi apunta a los consumidores norteamericanos y chinos, tiene varias características inspiradas principalmente en los consumidores obsesionados con el entretenimiento y que residen en China.
El apoyapies que emite calor es uno de sus productos más populares en todo el mundo, señaló David Kohler, presidente de la firma familiar fundada por su bisabuelo en 1873. El elegante control remoto con estilo iTouch que viene con los inodoros y que selecciona el sistema de música interna y la temperatura del asiento es muy buscado fuera de China, contó. El Numi, que atrajo multitudes en una exposición de Shanghai, fue visitado en YouTube por 400.000 personas.
Por supuesto que fue Japón el pionero del lujo en los baños. En 1980, Toto, el líder del mercado, introdujo su inodoro washlet, una pulcra belleza que incluye asiento climatizado y bidet. La mayoría de las viviendas cuentan con esos dispositivos, muchos de los cuales incorporan sistemas de autolimpieza y una función de masajes con agua.
Pero la pasión de China por la multiplicidad de tareas inspiró a Kohler a diseñar un asiento de bidet con control remoto que permite a los usuarios acceder a Skype, videojuegos y leer libros electrónicos. Todo mientras están en el baño.
La decisión de Kohler de diseñar esos inodoros parcialmente en China refleja la creciente influencia de los gustos chinos en el mercado global y un naciente movimiento por parte de las compañías extranjeras de consumo masivo, farmacéuticas y automotrices para intensificar la investigación y el desarrollo en el gigante oriental.
GM, que cada vez depende más de China como mercado automotriz más grande del mundo, incorporó prestaciones inspiradas en los chinos cuando diseñó su nuevo sedán Buick LaCrosse. El espacioso asiento trasero del auto, pensado para propietarios orientales con chofer, recibió gran aceptación en Estados Unidos
Beijing está presionando a las empresas extranjeras para que se esfuercen para no sólo fabricar en el país y para que China se convierta en el estudio de diseño del mundo.
El gigante oriental produce una quinta parte de la facturación de Kohler y las ventas en el país están creciendo a un ritmo de dos dígitos.











