Al igual que un turista que con su auto llega a una bifurcación que no aparece en el mapa, el gobierno griego podría pronto tener que tomar una difícil decisión entre permanecer en el euro y, por lo tanto, verse forzado a imponer mayores medidas de austeridad, o incumplir con el pago de sus deudas, lo que podría obligarlo a volver al dracma.

Pero algunos economistas se preguntan si existe la posibilidad de optar por un tercer camino: crear una cuasi moneda que le permita a Atenas permanecer en la unión monetaria sin tener que subir impuestos ni bajar el gasto para equilibrar sus cuentas.

- ¿Eso no sería una fantasía?

- Esas discusiones hasta ahora tuvieron lugar en un marco hipotético. Pero se volverían más realistas si Grecia y sus acreedores no llegaran a un acuerdo sobre la prórroga del programa de rescate a fines de mes.

Grecia luego tendría que cancelar un pago por 1.500 millones de euros a favor del Fondo Monetario Internacional usando sólo recursos locales, y buscaría alternativas creativas para evitar un default.

- ¿De qué manera ayudaría una cuasi moneda?

- Un posible plan sería que el gobierno cancele sus deudas con jubilados y funcionarios públicos en pagarés, mientras al mismo tiempo usa los euros que recibe a través del sistema fiscal para saldar obligaciones con el FMI y otros acreedores, incluyendo al Banco Central Europeo.

Los pagarés se convertirían en una cuasi moneda de facto y podrían negociarse probablemente a un fuerte descuento respecto del euro en la calle. El gobierno también decidiría aceptarlos como medio para el pago de impuestos, una medida que podría elevar su valor.

Ya se emitieron pagarés antes en Grecia y en otros países. Poco tiempo después del estallido de la crisis de deuda griega, Atenas empezó a saldar las obligaciones contraídas con algunos de sus proveedores mediante pagarés. En 2009, el gobierno en California también usó promesas de pago en la última etapa de su propia crisis fiscal.

-¿Ese es el único programa posible?

- Un plan alternativo, propuesto por los economistas italianos Biagio Bossone y Marco Cattaneo, consistiría en que el gobierno distribuya certificados de crédito fiscal a los trabajadores y compañías, los cuales podrían negociarse. Eso habilitaría a los tenedores a recibir una reducción en su carga fiscal durante unos años después de la emisión de los certificados.

Esos documentos serían una apuesta a la recuperación económica de Grecia. El gobierno renuncia a parte de la recaudación fiscal futura, con la esperanza de que la actividad económica adicional generada en ese período compense y supere el déficit fiscal.

- ¿Significa eso que tenemos una solución?

- No tan rápido. Hay problemas con este tipo de planes. Para empezar, sería cuestionada la legalidad de una moneda nueva de acuerdo a la legislación de la UE, que establece que el euro debería ser la única moneda de curso legal en los estados miembro de la eurozona.

Las autoridades de la eurozona verían también esas medidas como una desviación de las estrictas normas fiscales que han aceptado los gobiernos, incluyendo Atenas.

Al emitir pagarés, la administración griega probablemente estaría gastando más allá de los topes para el déficit presupuestario. A la inversa, con los certificados de crédito fiscal se corre el riesgo de crear un agujero en futuros presupuestos si la recuperación económica que ellos esperan no se materializa.

- ¿Entonces la culpa la tienen las leyes de la Unión Europea?

- No tanto. Los economistas tienen serias dudas sobre la sustentabilidad a largo plazo de un sistema de cuasi moneda. La ley de Gresham señala que cuando hay dos monedas en circulación y una tiene más valor que la otra, la "moneda mala" siempre expulsa del mercado a la buena. Los consumidores prefieren atesorar los billetes más valiosos en este caso, los euros y para sus operaciones diarias manejarse con los que tienen menor valuación es decir, los pagarés.

Si bien una cuasi moneda en teoría podría parecer una solución más atractiva, la mayoría de los economistas concuerdan en que funcionaría solamente como preludio de una salida de Grecia de la UE o como medida puente mientras Grecia y sus acreedores consiguen salir adelante con un nuevo programa de rescate. Eso implicaría que Grecia realmente no tiene un tercer camino a largo plazo.