
En medio del frenesí de compras por las fiestas en el centro de San Pablo, Lojas Americanas vende intensamente desde árboles de Navidad hechos en China hasta CD de Los gigantes de la salsa.
Los clientes quizás sepan que uno de los dueños de la cadena de descuentos es Jorge Paulo Lemann, cuya fortuna estimada en u$s 22.400 millones lo convierte en el hombre más rico de Brasil. Lo que probablemente no sepan es que el minorista se subsidia en parte con dinero de los contribuyentes.
Como muchas grandes empresas de Brasil, Lojas Americanas obtiene préstamos con un descuento importante del BNDES. El año pasado la tienda y una afiliada recibieron R$ 2700 en préstamos del BNDES mayormente a una tasa subsidiada para contribuyentes que es de aproximadamente la mitad de lo que muchos de sus clientes pagan por sus tarjetas de crédito.
"¿En serio?" dijo Leonardo Burri, un cliente de Lojas Americanas, sorprendido al enterarse del subsidio. "Esta es la razón por la que, siendo brasileño me urge sacar una ciudadanía extranjera".
Para Dilma Rousseff, quien acaba de comenzar su segundo mandato como presidente de Brasil, el banco de desarrollo en expansión del país es el núcleo de muchos de los desafíos que enfrenta a la hora de enderezar la economía.
Con desembolsos anuales más altos que el Banco Mundial, el BNDES representa la creencia de su Partido Laborista (PT) de izquierda en las virtudes de la intervención del Estado en la economía. Esta fe surgió durante los 12 años que el PT lleva el poder y se fundó en un capitalismo estatal al estilo chino que se desprendió de la caída liderada por el libre comercio durante la crisis financiera de 2008.
Pero ahora que la economía de Brasil está entrando en su quinto año de estancamiento, la fe en el capitalismo manejado por el Estado se está poniendo a prueba. El costo de políticas estatistas se puso de manifiesto en el aumento de la deuda pública y el déficit de presupuesto.
Para evitar una baja en la calificación crediticia, Rousseff nombró un nuevo ministro de finanzas, Joaquim Levy. Además de recuperar el control de las finanzas públicas de Brasil, una de sus tareas principales es controlar al BNDES. El gobierno ya ha delineado cambios en las políticas del banco de desarrollo mientras la atención se centra en el rol de los intereses privados en el Estado.
El banco creció tanto que su subvención cuesta al gobierno más que la tan alabada bolsa família, un beneficio mensual para familias pobres, lo cual hizo al banco acreedor del apodo "Bolsa Empresári" o "subvención de los magnates". Los críticos sostienen que es una fuente de distorsión económica y amiguismo que socava la democracia que tanto le costó lograr a Brasil.
Incluso algunos grandes empresarios que suelen trabajar con el banco piden que se le impongan límites. "Tenemos que incentivar una restricción del BNDES", sostuvo André Esteves, CEO del banco de inversión local BTG Pactual en una entrevista reciente.
Paso adelante
Fundado en 1952, el BNDES originalmente fomentaba la industria del acero del país y creó una participación accionaria, BNDESPar, para gestionar sus inversiones de capital. Tiene el objetivo de abordar el "fracaso del mercado", otorgando préstamos a la industria cuando el sector privado no quería o no podía.
Por décadas, particularmente durante el período de inflación imparable en las décadas de 1970 y 1980, el mercado no podía otorgar financiación a largo plazo, con lo cual el BNDES llenó el vacío.
Durante los gobiernos del PT de Luiz Inácio Lula da Silva y Dilma Rousseff, el banco creció en forma descomunal. Los activos totales del BNDES crecieron casi cuatro veces desde 2007 a R$ 814.000 millones al 30 de junio de 2014 y sus desembolsos del año pasado se estimaron en R$ 190.000 millones, más que los resultados anuales del vecino país de Uruguay.
Los críticos sostienen que la queja principal en relación con el BNDES es que, en esencia, representa una transferencia de los contribuyentes a las empresas. Esto es particularmente dañino en un país que es uno de los más desiguales del mundo. "Tiene que haber algún objetivo público, alguna justificación social", Arminio Fraga, expresidente del banco central y figura de la oposición, opinó del crédito del BNDES en una entrevista durante las elecciones de octubre.
Alrededor del 60% del crédito del BNDES se destina a grandes conglomerados, en vez de pequeñas y medianas empresas, incluso muchas empresas grandes denominadas "campeones nacionales" en las que incluso suele tener importantes participaciones minoritarias.
Fomentar el mercado
La presencia dominante del BNDES en el crédito a largo plazo inundó el sector privado cuando récords de tasas bajas de interés podrían haber fomentado el mercado de capital interno, sostienen los críticos. Hasta algunos clientes admiten esto. "Para ser competitivo, hay que tener en cuenta las tasas del BNDES", Marcelo Odebrecht, CEO del grupo de construcción homónimo, reveló en Valor Economico, un diario financiero.
La financiación del BNDES también es irresistible para las empresas porque se basa en la TJLP, su tasa de interés de referencia a largo plazo. Como parte del impulso de Levy de limpiar las cuentas de Brasil, el gobierno aumentó la tasa TJLP por primera vez en 10 años. De todos modos, se mantiene en tan solo 5,5%, menos de la mitad de la tasa "libre de riesgos" de corto plazo de Brasil (Selic), que establece el banco central y es del 11,75%.
BNDES puede otorgar estos subsidios generosos porque cuenta con financiación a bajo costo de dos fuentes principales: el tesoro y los fondos de seguro de empleo de trabajadores. Para los trabajadores, esto implica un costo de oportunidad enorme, ya que podrían haber obtenido tasas de mercado mucho más altas en otras partes. "Es como una transferencia de riqueza de trabajadores a industrialistas", afirma Aldo Musacchio, profesor de gestión empresarial de Harvard y coautor de Reinventando el capitalismo del Estado.
El Tesoro, mientras tanto, incurre en pérdidas, ya que recauda dinero para el banco emitiendo bonos a tasa Selic.
El gobierno está a la defensiva frente a las críticas del BNDES. Guido Mantega, ex ministro de Hacienda de Brasil, afirmó que el enorme aumento en términos de financiamiento del banco ayudó a contrarrestar los efectos de la crisis financiera. Sin embargo, el banco sostuvo altos niveles de financiamiento después de que la crisis se calmara en 2010. Los desembolsos del año pasado fueron tan grandes como en el 2013, que de por sí marcaron un récord.
El banco apunta a su personal competente: los préstamos en mora son insignificantes y generan más ganancias por empleado que el prestamista del sector privado Itaú-Unibanco y otros bancos de desarrollo de Alemania o China. No es el banco estatal cliché que apuntala a las malas compañías. Seth Colby, un académico de la Universidad Johns Hopkins, declaró en un artículo reciente: "Las políticas del BNDES a menudo se objetan, pero su capacidad organizacional está muy bien considerada".
Sin embargo, el BNDES podría no ser rentable si se considerase su verdadero costo de financiación. Además, el BNDES goza de bajas tasas de morosidad, ya que puede elegir a los mejores prestatarios, que de otro modo deberían recurrir al mercado, afirman Musacchio y Lazzarini.
Tales argumentos incluso ponen en duda la razón de ser del BNDES. Brasil todavía invierte solo el 17% del PBI por año: menos del 22% o más necesario para subir las tasas de crecimiento o de inversión en los países latinoamericanos de mayor crecimiento como Chile, Colombia, México o Perú.
Tampoco es que su financiamiento se haya traducido necesariamente en más puestos de trabajo. Musacchio afirma que las empresas que cotizan en bolsa que recibieron financiamiento del BNDES generalmente no aumentaron sus programas de gasto de capital después de recibir los préstamos. En su lugar, utilizaron el dinero barato para reducir sus costos. "Ellos prestan realmente a empresas que no necesitan el dinero", sostiene.
Impacto político
Podría decirse que más grave, sin embargo, son las acusaciones de que sus actividades distorsionan el paisaje macroeconómico y político de Brasil. Los críticos dicen que Brasilia utiliza al BNDES y otros bancos estatales para disfrazar el déficit presupuestario pagando dividendos al gobierno provenientes de los bonos del tesoro que figuran en sus libros contables.
"Están transformando su propia deuda en ingresos lo cual es completamente loco", afirma Mansueto Almeida, especialista en finanzas públicas brasileñas. El BNDES niega que esto sea una política deliberada del gobierno.
También existe la preocupación de que el capital económico del BNDES pueda socavar los esfuerzos del banco central para controlar la inflación. Sus bajas tasas significan que otros brasileños tienen que sufrir tasas más altas. Los estudios también muestran que los donantes del partido oficialista tienden a recibir más dinero del BNDES. El mayor donante en la elección de 2014 fue JBS, el grupo envasador de carne controlado por la familia Batista (que no guarda relación con Eike Batista) con el BNDES como accionista.
Tal es el caso especialmente de las empresas que participan en contratos públicos. Según un estudio llevado a cabo en 2011 por Taylor C Boas, F Daniel Hidalgo y Neal P Richardson: "Las empresas especializadas en proyectos de obras públicas pueden esperar un aumento sustancial de los contratos del gobierno -al menos 8,5 veces el valor de sus contribuciones- cuando donan a un diputado federal que es candidato del partido de los Trabajadores".
La pelea por el BNDES apunta al corazón de los problemas de Brasil, que van desde una visión estatista de la economía que ha concentrado el poder en manos del partido gobernante y sus principales donantes corporativos, a la corrupción, la desaceleración de la economía y servicios públicos a menudo tan ineficientes que llevaron a millones de manifestantes a las calles en 2013.
Bajo presión por el déficit, el gobierno el mes pasado sugirió cambios en las políticas del BNDES. El banco dijo que los proyectos en materia de infraestructura, innovación y medio ambiente, así como PYMEs, seguirían recibiendo la tasa TJLP. Pero otros sectores recibirían un mix de tasas subsidiadas y de mercado.
Levy prosiguió con este tema en su discurso de inauguración la semana pasada, en el que llamó a poner fin al "patrimonialismo", la repartición del estado entre poderosos intereses privados y políticos. Eliminar los intereses creados será difícil. Los funcionarios del banco afirman que no pueden garantizar que el BNDES no necesite más transferencias del Tesoro. Pero si Brasil vuelve a crecer, el Estado debe dejar a empresarios como Lemann de Lojas Americanas, que tiene en la mira a proyectos de Estados Unidos con su nuevo socio, Warren Buffett de Berkshire Hathaway, que corran sus propios riesgos.
Críticas a los "campeones nacionales"
Es posible que el BNDES tenga una presencia dominante en el mercado de préstamos de Brasil, pero muchos empresarios se quejan de que no pueden conseguir una oportunidad en el banco de desarrollo dirigido por el gobierno. "Para nosotros están muy muy lejos, allá en Río", afirma un comerciante de São Paulo. "Nunca pensamos en ellos como un posible socio."
Aunque su Grupo no se considera pequeño para los estándares brasileños, este comerciante afirma que los préstamos del banco son demasiado complicados para muchas empresas medianas y pequeñas. Se negó a revelar su nombre por escrito para evitar ofender al BNDES, una de las instituciones más poderosas de Brasil.
Mientras el BNDES contraataca sosteniendo que alrededor del 40% de su cartera se destina a empresas pequeñas, es conocido por prestar a los más grandes, en particular a los "campeones nacionales".














