
En el centro de Milán, Gaia Mancini (de 17 años) sale de la principal tienda de Benetton. Pero no compró para ella sino para su compañera de compras, su madre. Prefiero Zara, contó, señalando con su cabeza la cadena española dos puertas más allá y cuya entrada está atestada de personas. El local de tres plantas de Benetton, en comparación, está casi vacío.
Después de 25 años cotizando en la bolsa de valores de Milán, la familia italiana detrás de Benetton tomará esta semana un medida que, esperan, atraiga a consumidores como la adolescente Mancini.
Mañana la familia dirigida por su fundador Luciano Benetton y sus tres hermanos debería cerrar un acuerdo para que el grupo deje de cotizar en bolsa. Tienen pensado comprar el 25% de las acciones de Benetton que no le pertenecen por 210 millones de euros (u$s 278 millones). Según ellos, es la única manera de emprender el profundo cambio necesario para ser nuevamente una marca exitosa.
La familia Benetton le ofrece a los accionistas minoritarios una prima de 6% sobre el precio de la acción promedio en los últimos doce meses, por lo que parecería que la compra debiese concretarse sin ningún problema. Sin embargo, el futuro del grupo después de deslistarse no está claro.
Edizione, el holding familiar que tiene acciones en autopistas, aeropuertos, bancos y medios de comunicación, dice que al no cotizar en bolsa, Benetton tendrá flexibilidad en el mediano y largo plazo para tomar acciones necesarias para enfrentar l
os cambios en el ambiente competitivo. Los analistas creen que es la última oportunidad que tiene Benetton de revertir su debilitada suerte, antes de tener que considerar una separación del grupo que hace 30 años marcaba tendencias en la moda de











