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La exploración minera en Europa ha revelado un hallazgo sin precedentes: el mayor depósito de tierras raras del continente, ubicado en el complejo Fen Carbonatita, en el sureste de Noruega.

Este descubrimiento, con un estimado de 8,8 millones de toneladas de óxidos de tierras raras, supera con creces los 1-2 millones de Kiruna, que hasta ahora ostentaba el mayor yacimiento europeo.

Este descubrimiento se presenta como una pieza clave en un momento crítico, donde Europa busca reducir su dependencia de China, que actualmente domina el suministro global.

Estos elementos no son raros en cantidad, pero presentan un difícil acceso comercial y un uso estratégico que los convierte en verdaderas joyas minerales.

Las tierras raras son un grupo de 17 elementos químicos (15 lantánidos, más el escandio y el itrio) que destacan por su importancia tecnológica. Sus propiedades magnéticas, eléctricas y ópticas las hacen indispensables para sectores emergentes y la lucha contra el cambio climático.

Qué son las tierras raras y para qué sirven

Estos elementos destacan por su capacidad para potenciar imanes permanentes, conductividad eléctrica y resistencia a altas temperaturas. Su uso se extiende a:

  • Imanes de neodimio: esenciales para turbinas eólicas, motores de coches eléctricos, discos duros y altavoces.

  • Electrónica de consumo: móviles, pantallas planas, sistemas de radar y baterías avanzadas.

  • Tecnología médica y aeroespacial: desde escáneres MRI hasta aleaciones de alta resistencia en aeroestructuras.

La Unión Europa (UE) ha clasificado a estos recursos como "materias primas críticas" (CRMs, por sus siglas en inglés), destacando su importancia económica y el elevado riesgo de suministro. En 2023, el bloque actualizó su lista de 34 CRMs, incluyendo diversas tierras raras pesadas y ligeras.

Cuál es el impacto económico y geopolítico del hallazgo

El yacimiento de Noruega podría cubrir alrededor del 10% de la demanda europea en tierras raras si se desarrolla apropiadamente. Este porcentaje representaría un alivio significativo frente a la actual dependencia de China, que abastece casi el 100% de las tierras raras pesadas de Europa.

El hallazgo coincide con el impulso de la Ley de Materias Primas Críticas de la UE, que busca que para 2030 Europa extraiga al menos el 10%, procese el 40% y recicle el 25% de su demanda anual de CRMs.

Además, el Parlamento Europeo aprobó a principios de julio de 2025 una moción para denunciar las restricciones de exportación por parte de China y promover una mayor inversión en zonas de extracción y procesamiento europeas.

Un ejemplo similar es el yacimiento de PerGeijer en Suecia, con reservas estimadas en 1,7-2,2 millones de toneladas, cuyo desarrollo podría cubrir hasta el 18% de la demanda europea en sectores clave, con producción prevista para finales de la década.

Desafíos y futuro de la extracción de minerales en Europa

Aunque el hallazgo astrohace latir los corazones de la industria, no está exento de retos técnicos y ambientales. La explotación de yacimientos requiere permisos largos, inversiones millonarias (en el caso sueco, unas 800MSEK en instalaciones dedicadas) y una planificación cuidadosa.

El nuevo yacimiento, que contiene 1,5 millones de toneladas en formas de imanes (neodimio y praseodimio), ofrecería a Europa un trampolín energético para fortalecer sectores como automoción eléctrica y aerogeneración.

Si bien Noruega está fuera de la UE, su pertenencia al Espacio Económico Europeo podría facilitar la incorporación de estas materias primas al mercado comunitario.

Este descubrimiento marca el inicio de una nueva etapa para Europa en su soberanía tecnológica. Las tierras raras, elementos que alguna vez parecían invisibles, han emergido como piezas clave para garantizar la energía sostenible y la independencia estratégica.

Ahora, queda determinar si la UE y sus socios pueden transformar este potencial en una realidad industrial. La cuenta atrás hacia 2030 ya ha comenzado.