La gente que desayuna a las 8 y cena antes de las 20 horas se compró "un seguro de vida", según este nutricionista experto
Adoptar estos consejos puede mejorar la salud cardiovascular y metabólica.
La crononutrición, una disciplina que estudia cómo los horarios de las comidas afectan nuestra salud, ha cobrado relevancia en los últimos años. Expertos en nutrición señalan que no solo importa qué comemos, sino también cuándo lo hacemos. En países como España, donde es común desayunar tarde y cenar después de las 21:00, ajustar estos hábitos podría ser clave para mejorar la salud general.
El nutricionista Luis Alberto Zamora destaca la importancia de sincronizar nuestras comidas con los ritmos biológicos naturales. Según Zamora, desayunar alrededor de las 8:00 y cenar antes de las 20:00 actúa como un "seguro de vida" al reducir riesgos cardiovasculares y metabólicos, de acuerdo a lo dicho por el profesional en una aparición en Antena 3 a finales del mes pasado.
Importancia de desayunar temprano
Desayunar temprano, idealmente antes de las 8:00, coincide con el pico matutino de cortisol, hormona que prepara al cuerpo para la actividad diaria. Este hábito mejora la regulación de la glucosa y optimiza el metabolismo. Estudios indican que retrasar el desayuno incrementa el riesgo de enfermedades cardiovasculares, con un aumento del 6% por cada hora de retraso.
Además, desayunar temprano influye positivamente en los ritmos circadianos, mejorando la calidad del sueño y la salud mental. Un desayuno equilibrado, rico en proteínas y carbohidratos complejos, proporciona la energía necesaria para comenzar el día y ayuda a regular los niveles de glucosa en sangre.
Beneficios de cenar antes de las 20:00
Cenar temprano permite al organismo realizar la digestión antes del descanso nocturno, favoreciendo procesos metabólicos y hormonales. Investigaciones señalan que cenar después de las 21:00 se asocia con un aumento del 28% en el riesgo de enfermedades cerebrovasculares, como ictus, en comparación con cenar antes de las 20:00.
Además, una cena temprana y ligera mejora la calidad del sueño y evita la acumulación de grasa, ya que el cuerpo tiene menos capacidad para procesar los nutrientes de manera eficiente durante la noche. Esto también puede ayudar a prevenir el aumento de peso y fomentar una composición corporal más saludable.
Aplicando la crononutrición en la vida diaria
Adoptar estos horarios puede ser desafiante en una cultura acostumbrada a comidas tardías. Sin embargo, ajustar gradualmente los tiempos de comida y mantener horarios consistentes, incluso los fines de semana, puede facilitar la transición. Además, es recomendable evitar comidas copiosas en la noche y optar por cenas ligeras que incluyan vegetales y proteínas magras.
La crononutrición sugiere que no solo es importante qué comemos, sino también cuándo lo hacemos. Al respetar los ritmos circadianos y ajustar nuestros horarios de comida, podemos mejorar nuestra salud metabólica, reducir el riesgo de enfermedades crónicas y optimizar nuestra energía y bienestar diario.