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El príncipe Harry vuelve a estar en el centro de la atención mediática. El pasado miércoles 10 de septiembre, luego de casi dos años, se reunió el rey Carlos III en Clarence House.

De esa reunión privada no trascendieron detalles oficiales, pero sí una señal poderosa. El duque de Sussex estaría planteándose regresar al Reino Unido acompañado por sus hijos, Archie y Lilibet.

La noticia, reportada el pasado martes en diferentes medios especializados, ha despertado expectativas dentro y fuera del Palacio de Buckingham, ya que podría marcar un giro en la relación entre Harry y la monarquía británica después de años de distancia, críticas y tensiones familiares.

Los hijos de Harry podrían viajar a Inglaterra

Durante años, Harry mostró reticencias a que sus hijos visitaran Inglaterra, alegando preocupaciones por la seguridad tras su salida de las funciones reales en 2020.

Sin embargo, tras este reencuentro con Carlos III, admitió que los eventos recientes han acercado la posibilidad de que Archie y Lilibet pasen tiempo en el Reino Unido y refuercen su vínculo con la Corona británica.

Fuentes cercanas al palacio indicaron que existen conversaciones preliminares para organizar un encuentro de los nietos con su abuelo, mientras el monarca continúa en tratamiento médico tras su diagnóstico de cáncer.

Obstáculos de seguridad y posibles acuerdos

Aunque no hay fecha confirmada para un viaje familiar, Harry ha señalado que desea que sus hijos puedan conocer sus raíces británicas y la historia de la familia real. La principal dificultad sigue siendo la seguridad, ya que el duque de Sussex perdió el derecho automático a escolta policial tras dejar sus obligaciones reales.

Expertos en la monarquía británica apuntan que cualquier regreso deberá pasar por acuerdos discretos que garanticen protección sin generar polémica pública.

Qué significa este regreso para la monarquía

Especialistas consideran que la vuelta de Harry con sus hijos sería un gesto de reconciliación de alto valor simbólico. Más allá de lo personal, supondría un acercamiento institucional en un momento delicado para la monarquía británica.

Aunque el contexto sigue siendo complejo, tanto por la enfermedad de Carlos III como la necesidad de fortalecer su imagen pública, el tono de la conversación ha cambiado.

Para Harry, este paso no solo tendría valor familiar, también podría ser clave para aliviar las heridas acumuladas entre él y la institución real, siempre bajo la promesa de mantener dignidad y discreción en su rol público.