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El trágico filósofo italiano nos enseñó todo lo que hay que saber sobre las "batallas culturales"

La obra de Antonio Gramsci resurge en el debate actual sobre las batallas culturales y el papel de los intelectuales.

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En el panorama actual, marcado por intensas batallas culturales, las obras de Antonio Gramsci aparecen como una explicación posible para comprenderlas. Este teórico marxista, cuya vida y obra se entrelazan con los movimientos políticos y culturales del siglo XX, aporta valiosas lecciones sobre el papel de la cultura y los intelectuales en la sociedad.

Antonio Gramsci, nacido en Italia en 1891, fue un intelectual y político cuya influencia trasciende las fronteras de su país natal. Su vida estuvo marcada por el compromiso político, convirtiéndose en uno de los fundadores del Partido Comunista Italiano

Sin embargo, fue su detención y posterior encarcelamiento por el régimen fascista de Benito Mussolini lo que propició su obra más influyente: los "Cuadernos de la Cárcel". En estas páginas, Gramsci reflexionó sobre el poder, la cultura, y el papel de los intelectuales en la sociedad.

¿Qué conceptos dejó Gramsci para entender las batallas culturales?

Gramsci introdujo el concepto de hegemonía cultural, argumentando que la clase dominante mantiene su poder no solo a través de la fuerza, sino también mediante el control de las instituciones culturales y educativas. Este dominio no se basa simplemente en el consentimiento pasivo, sino en la activa participación de la sociedad en sus propias creencias y valores. Por tanto, para Gramsci, los verdaderos cambios deben comenzar en el terreno de la cultura.

En este contexto, los intelectuales asumen un rol crítico. Gramsci distingue entre intelectuales "tradicionales", que perpetúan el status quo, e intelectuales "orgánicos", que emergen directamente de las clases subalternas para crear una contrahegemonía. Estos últimos tienen la tarea de articular una visión del mundo que desafíe las narrativas dominantes, fomentando así un cambio social profundo.

La actualidad nos muestra que las batallas culturales siguen siendo un campo fértil para el cambio social. Desde los movimientos por los derechos civiles hasta las luchas por la igualdad de género y el cambio climático, la cultura se presenta como un escenario de disputa donde se negocian los valores y las creencias de la sociedad. 

Retrato de Antonio Gramsci en 1915. (Imagen: Wikimedia Commons)

En este escenario, los intelectuales y creadores culturales juegan un papel fundamental, utilizando los medios de comunicación, el arte y la educación para influir en la percepción pública y fomentar el diálogo.

Aunque las circunstancias hayan cambiado desde su tiempo, los postulados que presentó Gramsci siguen siendo relevantes. En la era de la información, donde las ideas y las creencias se difunden a velocidades sin precedentes, la lucha por la hegemonía cultural -siempre de acuerdo a lo que escribió al italiano- requiere de una participación activa y consciente de todos aquellos comprometidos con el cambio social.

La trágica vida de Antonio Gramsci

Antonio Gramsci vivió una vida marcada por la adversidad y el sufrimiento, aspectos que moldearon profundamente su pensamiento y obra. Nacido en 1891 en Cerdeña, Italia, en el seno de una familia humilde, Gramsci enfrentó dificultades desde una temprana edad, incluyendo problemas de salud que le dejaron permanentemente discapacitado. 

Sin embargo, estas circunstancias no impidieron su trayectoria académica ni su compromiso político. Fundador del Partido Comunista Italiano, su oposición al fascismo lo llevó a ser encarcelado por el régimen de Mussolini en 1926, donde permanecería hasta su salud deteriorada le concedió la muerte en 1937

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