El país de Norteamérica donde habita un animal marino que es capaz de producir su propio alimento: aún deja perplejos a los científicos
Este ejemplar también puede mimetizarse con su entorno para subsistir y ha logrado asimilar un proceso natural que se creía exclusivo de las plantas.
En los océanos existen especies que desafían las expectativas y sorprenden a la comunidad científica. En un país de Norteamérica, se ha identificado un animal marino cuya capacidad para generar su propio alimento ha generado asombro entre los investigadores.
Este fenómeno, que rompe con las reglas tradicionales de la biología, sigue siendo objeto de estudio entre los científicos de este país de Norteamérica para comprender cómo es posible que un animal de estas características logre tal hazaña.
La especie tiene un aspecto que le permite mimetizarse perfectamente con su entorno. Gracias a esa apariencia de color verde lo asemejan a una hoja, lo que le confiere una ventaja respecto a otros animales.
¿Cuál es el país de Norteamérica donde vive este animal marino?
El país en cuestión no es otro que Estados Unidos y el animal al que se hace referencia es la Elysia chlorotica, también conocida como babosa esmeralda, cuyo hábitat principal son aguas poco profundas de la costa atlántica.
Lo que distingue a este ejemplar es su capacidad para producir su propio alimento a través de un proceso que generalmente se asocia con las plantas: la fotosíntesis. Esta habilidad le permite transformar la luz solar en energía, algo que ha dejado perplejos a los especialistas.
Los científicos están particularmente interesados en entender cómo este animal ha desarrollado esta capacidad, algo que es común en plantas pero extremadamente raro en animales.
¿Cómo hace la babosa esmeralda para transformar la luz solar en energía vital?
La fotosíntesis en la babosa esmeralda es posible gracias a la incorporación de cloroplastos, estructuras celulares responsables de este fenómeno en las plantas. Estos provienen de las algas que consume y se integran en sus células, permitiéndole convertir el dióxido de carbono en carbohidratos.
A lo largo de su vida, que dura aproximadamente entre nueve y diez meses, este animal marino repite este proceso para obtener la energía necesaria para su desarrollo. Con el tiempo, comienza a depender casi exclusivamente de la energía solar para subsistir.
En las plantas, la fotosíntesis depende de proteínas sintetizadas en el citoplasma, pero este proceso no se observa en el animal marino en cuestión. Esta discrepancia ha provocado un debate sobre cómo pueden funcionar los cloroplastos fuera de un entorno vegetal.