

La Dirección General de Tráfico (DGT) ha instado a los conductores a realizar una revisión periódica de sus vehículos, especialmente antes de emprender viajes largos, con el fin de prevenir posibles fallas durante el trayecto.
Entre los componentes que requieren atención, el limpiaparabrisas es fundamental, dado que su exposición a las inclemencias del tiempo aumenta la probabilidad de daños, como la pérdida de presión.
No obstante, existen métodos para evitar estos inconvenientes y para prevenir que el parabrisas se empañe.

Consejos para mantener la presión del limpiaparabrisas
En ciertas ocasiones, el sistema de expulsión del líquido limpiaparabrisas, que asegura una buena visibilidad al interior del auto, puede experimentar fallos debido a una presión insuficiente o a una desviación en el chorro, según lo indicado por el portal 20 minutos.
Para prevenir que esta situación ocurra, es suficiente contar con un alfiler delgado que permita introducirse en el orificio del líquido limpiaparabrisas, facilitando así la limpieza y eliminación de posibles obstrucciones, como señala el medio mencionado.

Consejos para prevenir el empañamiento del parabrisas del coche
Un método eficaz para prevenir el empañamiento del vidrio del coche consiste en limpiar el cristal tanto en su interior como en su exterior con un paño enjabonado. Esta práctica ayudará a mitigar la acumulación de humedad de manera preventiva.
No obstante, en el caso de que el parabrisas presente una capa de hielo en su superficie exterior, será indispensable recurrir a las escobillas para asegurar una adecuada visibilidad al limpiar el vidrio.
¿Cuándo es el momento ideal para reemplazar el limpiaparabrisas?
La red de talleres Carglass recomendó realizar una revisión de las escobillas del vehículo al finalizar la temporada de verano, asegurándose de que se encuentren en óptimas condiciones antes de la llegada de las lluvias y las bajas temperaturas.
Asimismo, los especialistas indicaron que el cambio de escobillas debe realizarse según su frecuencia de uso y, además, se aconseja hacerlo cada dos años aproximadamente.












