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El pasaporte español es mucho más que un permiso para cruzar fronteras. Se trata de un documento que acredita identidad y nacionalidad, y que abre la puerta a la libre circulación en más de 190 países sin necesidad de visado.

Sin embargo, no es un derecho absoluto. Existen casos concretos en los que puede ser retirado de forma permanente. La legislación española contempla escenarios en los que un ciudadano pierde la posibilidad de conservar su pasaporte.

Entre ellos figuran delitos graves, fraude en la obtención del documento y la pérdida de la propia nacionalidad. Conocer estas circunstancias resulta clave para evitar riesgos que pueden dejar a una persona sin su principal herramienta de movilidad internacional.

Delitos graves que ponen en riesgo el pasaporte

El Real Decreto 896/2003, que regula la expedición del pasaporte ordinario, establece que los jueces pueden ordenar su retirada en el marco de una causa penal. El texto indica que el pasaporte puede ser retenido cuando existan resoluciones judiciales relacionadas con seguridad del Estado o delitos graves.

Esto significa que, si una persona está implicada en un procedimiento penal relevante, el tribunal puede restringir su capacidad de viajar al extranjero. En estos casos, la medida se aplica como una forma de asegurar la presencia del investigado en el proceso judicial y de proteger el interés público.

Un error que puede costar caro

Otra de las causas que contempla la ley es el fraude en la obtención del pasaporte. Esto incluye entregar datos falsos, suplantar identidad u ocultar información clave al solicitarlo. En estos supuestos, el documento se retira de manera inmediata y el afectado pierde el derecho a recuperarlo.

Algo similar ocurre con la nacionalidad española adquirida fraudulentamente. El Código Civil señala que, si se demuestra falsedad o engaño en el proceso de nacionalización, se inicia un procedimiento para anular tanto la nacionalidad como los documentos que de ella derivan, incluido el pasaporte.

La causa que puede hacer perder el pasaporte para siempre

Perder la nacionalidad española conlleva automáticamente la pérdida del pasaporte. Una de las razones más habituales es el uso exclusivo de otra nacionalidad durante tres años sin manifestar la voluntad de conservar la española.

También afecta a los hijos de españoles nacidos en el extranjero que no tramiten la conservación de la nacionalidad entre los 18 y los 21 años. Si dejan pasar ese plazo, pierden su vínculo legal con España y con él la validez de su pasaporte.

El Ministerio de Justicia detalla que este tipo de situaciones son más comunes de lo que parece en comunidades de emigrantes de segunda generación.

Un derecho que exige responsabilidad

Las normas que regulan el pasaporte no solo delimitan un derecho, también imponen obligaciones. No basta con tener los papeles en regla, es necesario mantener la nacionalidad, actuar con transparencia en los trámites y cumplir con la ley en todo momento.

El hecho de que un tribunal pueda retirar el pasaporte para siempre recuerda que este documento no es intocable. Representa la confianza del Estado en sus ciudadanos, y perderlo supone mucho más que dejar de viajar: implica quedar fuera de una de las protecciones jurídicas más valiosas que ofrece el país.