

Con una biblioteca personal con muy pocos libros, Daniel Scioli tal vez nunca leyó a Leopoldo Marechal. Pero apeló a una de las frases del escritor para escapar de la caldeada interna del FpV bonaerense, con sus dos posibles sucesores cruzando acusaciones: "De los laberintos se sale por arriba". Para evitar que el escándalo afectara su campaña en la última semana, la que se había reservado para salir en busca del votante independiente con el objetivo de llegar a la barrera psico-electoral del 40% el domingo, el gobernador se alejó de las llamas de la pelea entre Aníbal Fernández y Julián Domínguez.
Lo hizo escapando de La Plata en el momento justo, con la excusa de recibir en su despacho porteño al ministro de Economía, Axel Kicillof, para faltar al cierre del binomio del titular de Diputados y Fernando Espinoza, la fórmula con la que tenía más feeling. Y el ex motoanuta dejó trascender que tampoco participará del último acto del Jefe de Gabinete-Martín Sabbatella esta tarde en el teatro Gran Rex, aunque estará en la misma ciudad con una agenda de medios. "Es un tema terminado. Daniel les mandó así un mensaje: Muchachos, así no se hace campaña", confió un importante asesor del mandatario provincial que, salomónico, venía haciendo equilibrio entre ambos precandidatos por su bendición electoral.
Temprano, Scioli reiteró ayer su apoyo a Aníbal F. "Hay una combinación de movidas políticas y mediáticas que no han logrado hacer pie y cambiar sus chances electorales a través de otras acciones que llevaron adelante", señaló, respaldando al ministro de la denuncia del programa "Periodismo Para Todos" que lo conectó con el triple crimen de General Rodríguez. Evitó, en cambio, opinar de la defensa del quilmeño, que involucró a su contrincante en la supuesta "operación" periodística. En su conferencia matutina, el ministro coordinador insistió con la hipótesis: "Fueron a festejar su situación", reprochó ante la participación del otro binomio en "Showmatch" de Canal 13, misma pantalla que emitió el informe que desató la polémica.
En su discurso de cierre de una campaña en la que, estando debajo de las encuestas, necesitaba disputar el voto ultra-K que hoy no podría seducir por el "efecto Clarín" de su contrincante, Domínguez apeló al Martín Fierro para cerrar heridas: "Los hermanos sean unidos", citó. A falta de ayuda oficial de la Casa Rosada, el titular de Diputados siempre contrarrestó ese faltante con los cimientos sciolistas. Ayer los perdió. Es más, en la Casa Rosada sostienen que Cristina Fernández de Kirchner, al igual que el núcleo duro y hasta sectores del PJ que preferían a Domínguez, se puso del lado del quilmeño.
Después de la faringitis, la Presidenta reaparecerá este mediodía con un acto. En ambos búnkeres esperan algún gesto oficial. También el oficialismo estará pendiente del escenario del cierre de Aníbal F., que cursó invitaciones a sus colegas de Gabinete.












