Quiénes son los nuevos responsables de administrar la caja bonaerense

Hernán de Goñi, especial para Cronista.com

Tal vez no haya sido un hombre querido por los contribuyentes, pero esa no es una de las cualidades que un político prioriza a la hora de elegir un recaudador de impuestos. Santiago Montoya se convirtió en el enemigo público número uno de muchos bonaerenses por impulsar medidas poco populares (muchas sustentadas en una arquitectura legal por lo menos discutida) para maximizar el cumplimiento tributario. ¿Continuará ese legado Rafael Perelmiter, el hombre elegido por Scioli para conducir la Agencia de Recaudación provincial?

Contador de profesión, Perelmiter tiene una cualidad que lo pone en las antípodas de su antecesor: un nivel de exposición tan bajo que podría caminar por cualquier calle de la provincia sin ser reconocido. Ese perfil de altísima discreción y una confianza extrema de parte del gobernador le permitieron desembarcar primero en el Ministerio de Economía (alternativa que no le gustaba demasiado al gobierno nacional, que prefería la continuidad de Carlos Fernández, un funcionario que se convirtió en ministro de Felipe Solá por pedido expreso del kirchnerismo, y al que se le volvió a confiar una responsabilidad similar tras la salida de Martín Lousteau).
Perelmiter acompaña a la familia Scioli desde que actuaba como responsable contable y financiero de la popular cadena de electrodomésticos creada por el padre de Daniel. Ese lazo continuó por las distintas etapas que transitó el actual mandatario bonaerense, desde su paso por la Secretaría de Turismo hasta la Vicepresidencia de la Nación.

Junto con Pepe Scioli, secretario general de la gobernación, y Alberto Pérez, jefe de gabinete, Perelmiter es la tercera pata del círculo más íntimo en los que el gobernador descansa todas sus decisiones.

Ese rol no cambiará con las nuevas funciones. Todo lo contrario. Scioli sigue ratificando que el control de la caja es una atribución que no está dispuesto a delegar. El nuevo titular de ARBA seguramente vigilará no solo los ingresos, sino también parte de su reparto.

Dispuesto a preservar a su equipo. Scioli también mostró una dosis alta de confianza al poner al frente de la cartera de Economía a Alejandro Arlía, quien había entrado al gabinete bonaerense secundando a Débora Giorgi en el Ministerio de la Producción. Cuando la funcionaria fue convocada para ocupar idéntico cargo a nivel nacional, Arlía ocupó su puesto y aprovechó para mostrar capacidad de gestión en la búsqueda de inversiones y financiamiento. Para ese fin había participado en la última asamblea del BID e incluso mantuvo una reunión premonitoria hace 48 horas con Ricardo Echegaray, el titular de la AFIP. Arlía está fogueado en la misma trinchera de Carlos Fernández, lo cual anticipa un buen nivel de diálogo con el Ejecutivo. Pasó varios años monitoreando las cuentas provinciales desde el Palacio de Hacienda y hasta había sido convocado por Alberto Fernández para trabaja en la Jefatura de Gabinete junto a Juan Carlos Pezoa, el actual secretario de Hacienda. 

El nuevo responsable de ARBA seguramente tomará distancia de las facetas más polémicas de Montoya, como la que despertó con el operativo de control que efectuó sobre la feria La Salada, que el comercio y la industria cuestiona por considerarla un epicentro de la economía informal y que en los últimos tiempos despertó voces de apoyo como la de Alfonso Prat Gay, para quien es una muestra del empuje de los emprendedores argentinos a los que el Estado debería apoyar en lugar de perseguir.

Montoya también había recibido duros cuestionamientos de dirigentes políticos del conurbano que trabajan para alinear votos a favor del oficialismo en las próximas elecciones. En algunos círculos peronistas ven una conexión directa entre la polvareda que levantó ese operativo y el pedido de renuncia que lo eyectó de su cargo.

De todos modos, a nadie escapa que este escenario tiene fecha de vencimiento: el 28 de junio. Al día siguiente, seguramente habrá que empezar a jugar un nuevo partido.

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