El Gobierno argentino acordó recibir en visita oficial al presidente chino, Xi Jinping, en noviembre, en los márgenes de la cumbre de líderes del G20, la plataforma para la coordinación económica internacional, que sesionará en Buenos Aires el 30 de noviembre y 1º de diciembre.

Contrario a lo que había definido meses atrás como política de cara al G20, el presidente Mauricio Macri dio el brazo a torcer y aceptó dar una consideración especial al presidente asiático, a quien recibirá en visita oficial para corresponder, a su vez, la recepción que el líder del Partido Comunista Chino (PCC) le ofreció en mayo pasado, en el marco de la gira de Macri por Asia, donde también visitó Japón.

Los objetivos y ambiciones de la reunión bilateral se terminaron de cocer entre el domingo y el lunes en la Cancillería, con una reunión de los cancilleres Jorge Faurie y Wang Yi, junto a los embajadores en Beijing, Diego Guelar, y el representante diplomático en Buenos Aires, Yang Wanming.

En los márgenes de la reunión de cancilleres del G20, que concluyó el lunes en el Palacio San Martín, China reclamó este tratamiento para su presidente, habiendo cuenta del esfuerzo de Xi por llegar a estas latitudes, y el macrismo decidió retribuir.

La confirmación de la visita oficial se da luego del espaldarazo que el chino dio a Macri en plena crisis cambiaria, asegurándole por escrito que está "dispuesto a ofrecerle toda la ayuda necesaria" para sortear la escasez de deuda a tasas bajas.

En comparación, solo el presidente estadounidense Donald Trump llegó tan lejos en el apoyo, con un llamado y un mensaje en la antesala de la reunión del FMI que avaló el inicio de las negociaciones por un crédito stand by. Si bien los términos de esa "ayuda" china todavía están en evaluación, no se descarta que se materialice en términos financieros. Para eso, la potencia económica cuenta con capitales ociosos en las múltiples bancas de propiedad estatal, además del Banco Asiático de Inversión en Infraestructura y el Nuevo Banco de Desarrollo, de los países Brics.

El Gobierno, en tanto, viene de celebrar la apertura total del mercado chino para la exportación de carne bovina, y se espera que durante la visita de noviembre se dé un nuevo paso para impulsar el comercio de ganado ovino.

En la Casa Rosada también se ilusionan con lograr más inversiones directas en sectores estratégicos, como infraestructura, agronegocios, energía, minería, finanzas, telecomunicaciones, servicios basados en el conocimiento y logística, que pueden ser de interés para empresas chinas.

Pese a la gran voracidad por anclar capitales en la región, la visita que el año pasado a Beijing desnudó tensiones, particularmente cuando la Justicia frenó las represas hidroeléctricas Presidente Néstor Kirchner y Gobernador Jorge Cepernic sobre el río Santa Cruz, de la homónima provincia. El Ejecutivo destrabó en agosto ese apuro.

Xi visitó la Argentina en julio de 2014 y fue recibido en la Casa Rosada por la entonces presidenta, Cristina Fernández, con quien firmó 19 acuerdos bilaterales. Ya con Cambiemos, Xi recibió a Macri en Beijing, en mayo de 2017 y en el marco del foro "Una Franja y Una Ruta", sobre soluciones logísticas para el comercio internacional. Tal gira no salió como Macri deseaba. La búsqueda de inversiones se logró a medias, ya que los chinos condicionaron más proyectos a la resolución de las represas santacruceñas. El enojo con la entonces canciller, Susana Malcorra, se expandió en varias esferas del gabinete, pese a que esa agenda incluyó encuentros con una decena de ejecutivos de empresas estatales chinas.