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El economista Ricardo Arriazu señaló que el acuerdo con el Fondo Monetario Internacional despeja el camino del default pero queda en agenda que la gente vuelva a creer en la moneda nacional, un dato clave en una economía bimonetaria como la argentina.

Destacó en ese sentido, que el impacto positivo del acuerdo se sentirá una vez que se recupere la confianza, algo que no ocurrirá en el corto plazo.

"El acuerdo evita el default pero no hace que la gente crea en el peso", afirmó Ricardo Arriazu (80) en una entrevista concedida el domingo al diario Clarín. Tras precisar que "en la Argentina la mayoría de los ahorros están en dólares y en el exterior", estimó que el monto de esos recursos llega casi a un PBI completo.

En diálogo con el periodista Daniel Fernández Canedo, el economista tucumano aventuró que "si los dólares vuelven, será dentro de un plazo largo, luego de que la gente recupere la confianza, y eso no se construye en un día ni en un año".

Titular del Estudio Ricardo Arriazu y Asociados, especializado en análisis económico internacional, el economista fue representante argentino ante el Fondo Monetario Internacional, una entidad que, por otra parte, convocó en 1999 al experto argentino junto a otros dos economistas para analizar la eficacia de los mecanismos de supervisión del propio FMI.

Qué dijo sobre la flotación del tipo de cambio

Esa experiencia es la que, entre otros factores, le permite a Arriazu afirmar que "el FMI está a favor de la flotación de los tipos de cambios, pero sin reservas y sin confianza es explosivo".

No es un dato menor. "Es lo que le pasó a (el presidente Raúl) Alfonsín: el dólar pasó de $10 a $600 en poco tiempo", recordó encendiendo las alarmas sobre un manejo inadecuado de la variable devaluatoria.

Para Arriazu, en algún sentido, el acuerdo con el Fondo permite ganar tiempo pero no despeja el camino futuro de la economía. Tras afirmar que el Gobierno logró convencer al Fondo de no devaluar fuerte, el economista destacó que "para lograrlo el programa tiene que ser consistente en la parte monetaria y fiscal".

Cómo ve la estrategia de mini devaluaciones

La estrategia adoptada por Argentina (crawling peg), consiste en devaluar de a poco, en línea con la inflación pero el Gobierno "no dijo cuánto ni cómo corregir demasiado el atraso de 2021", señaló.

"Si el programa es consistente y cumplo las metas, puedo evitar la explosión en el corto plazo, pero no soluciono nada a largo plazo", enfatizó. En cambio, "si las metas se incumplen, la crisis se termina expresando con más inflación o más emisión y eso termina presionando sobre la brecha cambiaria", explicó Arriazu.

Consultado sobre el impacto de la guerra en Ucrania en la economía argentina, el economista tucumano puso el foco en la volatilidad de los precios de las materias primas, un segmento en el que tanto Rusia (granos, petróleo y gas) como Ucrania (trigo, girasol, maíz) son jugadores de clase mundial.

"Hay que ver el impacto de los precios por la guerra. Podemos mejorar por los granos pero somos importadores netos de energía, sobre todo de gas", explicó Arriazu. En ese sentido, recordó que el año pasado el país importó gas a u$s 14 el millón de BTU (unidad de medida del gas) en promedio pero "este año podríamos llegar a pagar u$s 40 o 50"´.

Así, el balance en las cuentas externas es mixto, con exportaciones que podrían crecer unos u$s 4000 millones perro importaciones que se expandirían en mayor proporción. "Sin contar los dólares que se van a ir por turismo", señaló Arriazu, poniendo el foco en la conocida restricción externa y la disponibilidad de dólares en la economía argentina.