

Además de la mejora en las encuestas de intención de voto, de los indicadores económicos el que más desvela al Gobierno es la evolución del dólar. Su estabilidad en las últimas semanas, de hecho, es el factótum de lo que los analistas políticos indican como una mejora paulatina en los relevamientos de opinión.

Pero hay otro que se conjuga con el del tipo de cambio que es el índice de Confianza del Consumidor, que en junio también le dio una alegría al oficialismo.
El Índice de Confianza del Consumidor (ICC) que elabora la Universidad Torcuato Di Tella mostró una mejora este mes de 11,2% respecto del mes pasado. Pero lo alentador es que, en la comparación interanual, el índice mostró también una mejora de 12,8 por ciento.
Según el informe, el subíndice de Bienes Durables e Inmuebles sube 20,8%, el de Situación Personal sube 12,5% y el subíndice de Situación Macroeconómica sube 8,2 por ciento. En otras palabras, existe una mejor predisposición personal al consumo que no se corresponde con la visión de las perspectivas del país globales, que mejoran, pero en menor magnitud.

Si hubiera un traslado lineal de la confianza a los votos, en términos geográficos podría respirar María Eugenia Vidal.
Es mayor la recuperación de fe en el futuro en la provincia de Buenos Aires que en otras partes: con respecto a mayo, sube 13,8% en el Gran Buenos Aires.
Sin embargo, mejora 9,2% en Capital Federal y 8,4% en el Interior del país.

En la distribución por nivel de ingresos -señala la UTDT-, la confianza del consumidor sube 12,9% para el sector de los encuestados con menores ingresos y 10,3% para los encuestados con mayores ingresos, siempre respecto de mayo.














