

El kirchnerismo desempolvó sus viejos guantes de boxeo para volver a entrenar con su sparring predilecto: Daniel Scioli. Esta vez el ring no se armó a causa de medidas o fotografías provenientes de la gobernación bonaerense; es más bien un cruce pugilístico intelectual, el debate de fondo de toda batalla entre la Casa Rosada y La Plata.
La definición de "progresismo berreta" de Gustavo Marangoni, un funcionario provincial que pertenece al núcleo íntimo del ex motonauta hace 17 años, desembocó en una insólita y extensa fila para pegarle de dirigentes alineados con Balcarce 50. Si bien los golpes fueron al presidente del Bapro, la indismulada intención oficial es que retumben en Villa La Ñata.
"El progresismo en la Argentina es muy berreta", respondió Marangoni en un reportaje al diario La Nación. "Básicamente, está empapado de un populismo de baja calidad", añadió el ex vocero de Scioli.
El primero en retrucarle, el mismo sábado de la publicación, fue el ministro de Planificación, Julio De Vido. "El peronismo llevado adelante por la visión progresista y transformadora de la sociedad de Néstor y Cristina Kirchner, generó un proyecto de cambio", consideró uno de los ministros más antiguos de la década K.
Con ese currículum, el patagónico siempre se ofrece, kirchnerómetro en mano, a medir el nivel de pertenencia al modelo K de Scioli. Sin embargo, lo que más enojó a De Vido fue otra frase de Marangoni, que aspira a ser candidato a jefe de Gobierno porteño: "Políticamente no tenemos que tener ningún empacho en definirnos como liberales". El ministro se enojó. "Los proyectos liberales no pueden conjugarse con los movimientos populares", sentenció.
Detrás suyo salieron Los Oktubres, el grupo devidista de intendentes bonaerenses sub-40 con Patricio Mussi, el intendente de Berazategui con aspiraciones de suceder a Scioli. "Todas las políticas públicas que promovió este Gobierno fueron progresistas", dijo.
El resto del espacio ultracristinista lo acusó de tener un discurso opositor. Y sin tiro por elevación sino directo al blanco. "Si Scioli quiere ser candidato del Frente para la Victoria no puede ser ambiguo", fue el ultimátum ante El Cronista de Francisco Paco Durañona, jefe comunal de San Antonio de Areco. Es una reedición del clásico reclamo K de "aguantar los trapos". Además, los Oktubres le reclaman al mandatario la renuncia de los funcionarios provinciales con ADN denarvaísta.
"Reivindicamos una ideología nacional y popular con claro contenido progresista", remarcó ayer el ministro de Defensa Agustín Rossi, con precandidatura presidencial de estreno. Apenas 24 horas después del contrapunto teórico con el sciolismo, el ex motonauta será su anfitrión: hoy ambos cerrarán un seminario en el SUM de la gobernación bonaerense.













