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Rogelio Frigerio abrió el período ordinario de sesiones en su provincia donde se enfocó en un discurso acorde a los lineamientos del Gobierno nacional. "Estamos saneando el Estado que durante años funcionó como aguantadero de la política, bajamos un 50% de los cargos políticos, estamos ordenando las cuentas", dijo.
Agregó que "recibimos una provincia desfinanciada y endeudada, sin recursos, sin servicios de calidad y sin incentivos para producir y crecer", antes de explayarse en las "transformaciones estructurales" que tiene pensado poner en marcha en Entre Ríos para "modernizar el Estado, promover la inversión y la producción y la educación", para que su provincia "vuelva a ser protagonista de la Argentina".
No hizo ningún reclamo a Javier Milei. Ese perfil, lamentarse públicamente por el destrato de la gestión presidencial, se lo deja a Ignacio "Nacho" Torres, el gobernador de Chubut, que aún no sale de su asombro por la manera en que el Presidente se enfrenta a las provincias sin distinguir si son administraciones de corte feudal (como Formosa o Santiago del Estero) o votadas por la población que buscó un cambio, como las de ellos y otras de Juntos por el Cambio, notoriamente los aliados del PRO Marcelo Orrego (San Juan) y Claudio Poggi (San Luis) e incluso nuevos mandatarios radicales como Leandro Zdero (Chaco) y Maximiliano Pullaro (Santa Fe). Incluso Claudio Vidal (Santa Cruz), que terminó con más de 40 años de kirchnerismo.

Patricia Bullrich quiere bajar la tensión con el Gobierno y busca contener a gobernadores del PRO
Tras la caída de la sesión, el PRO intenta recuperar el diálogo con sus gobernadores
Es verdad que desde la Casa Rosada, los problemas que tiene una provincia quedan muy lejos. Le pasó a todos los presidentes. Enfocado en bajar la inflación cuanto antes, de ordenar la macroeconomía rápidamente para empezar a recibir inversiones, Milei no mira si el parate de una producción (o en todas) estrangula la vida en una provincia (o en todas).
Frigerio, cuando fue Ministro del Interior, sufrió especialmente la tensión entre Mauricio Macri y los gobernadores, y todavía no se terminó de saldar esa discusión, aunque ambos digan lo contrario. Sobre todo porque los dos gobernadores se fueron del bloque PRO en la Cámara de Diputados que preside Cristian Ritondo para formar parte del que preside Miguel Angel Pichetto e integran Emilio Monzó y Nicolás Massot, casi archienemigos del ex presidente.
Como sea, Torres y Frigerio se apuraron a reunirse con Patricia Bullrich para iniciar el seguramente largo camino de la recuperación del vínculo con Milei. Ella rápidamente les abrió la puerta que facilitó su secretario de Articulación Federal, Sebastián García de Luca, ex número dos en el Ministerio del actual gobernador de Entre Ríos.
Esperan, esta semana próxima, reunirse con Macri, que ya está en Buenos Aires después de su larga temporada en Cumelén. Desde allí el ex presidente monitoreó al Gobierno y sus particulares circunstancias. "Siempre al borde del desborde, con grandes dificultades de gestión que tampoco le parecen importantes", comentan cerca de él.
Estado y organización criminal
"El Estado es una organización criminal", postuló el Presidente en una entrevista televisiva muy releveladora donde también dijo que "Estado y eficiencia es un oxímoron". Una epistemología que está en las antípodas de Macri y la escuela del PRO, donde la calidad de gestión es una marca registrada que buscó expresarse cada vez que ganaron una elección, desde la Presidencia hasta cualquier intendencia.
En diálogo habitual con Milei, el ex presidente viene enfriando la posibilidad de un cogobierno a pesar de los trascendidos que emanaron de la Casa Rosada, pero nunca se niega a prestar ninguna ayuda cada vez que se lo solicita. Tampoco tiene planificado un encuentro presencial con el Presidente. En cambio, sí quedó en verse con Frigerio y Torres, aunque día y hora no está confirmada todavía.
Durante meses, Macri fue construyendo buenos vínculos en el radicalismo más renovador, lo que incluye a Gustavo Valdés, gobernador de Corrientes y Rodrigo De Loredo, presidente del bloque de la UCR en Diputados, a lo que sumó su diálogo fluido con Alfredo Cornejo. Mucho de ese trabajo implosionó al caer la ley ómnibus.
En el fondo, habría un intento de reconstituir otra etapa de Juntos por el Cambio bajo un nuevo paradigma ideológico y con renovación dirigencial. El PRO tiene algo demorado ese proceso, que la UCR encaró en muchos distritos. Hay quienes creen que ese el verdadero sueño de Macri, aunque se niega a hablar de eso. Está acostumbrado a tejer sin que lo vean venir. ¿La presidencia del PRO es una escala en ese camino? Difícil saberlo todavía.













