Recién a las 3.43 de la madrugada de aquel ya 14 de agosto de 2017, casi 9 horas del cierre de la votación de las PASO, Cristina Fernández de Kirchner salió al escenario del búnker de Unidad CIudadana. Los videograph de los canales de noticias mostraban que su contrincante por la senaduría de Buenos Aires, el cambiemita Esteban Bullirch, la aventajaba por 34,16% a 34,13%. "Tenía pensado hablar como normalmente pasa en todas las elecciones a las 10 u 11 de la noche", comenzó su discurso la ex Presidenta, ironizando sobre el conteo.

Tiempo después contaría que de Avellaneda se fue a su departamento de Recoleta y se quedó dormida mirando un capítulo de Game of Thrones. Como los demás argentinos, se despertó pensando que Unidad Ciudadana había perdido los comicios. Desde la Casa Rosada hablaban de un "empate técnico". Pasarían casi dos semanas para que el escrutinio definitivo sentenciara que había ganado por apenas 20.324 sufragios.

Sin ballottage, con las primarias actuando como virtual primera vuelta entre la polarización de una María Eugenia Vidal y Axel Kicillof, cabe recordar que en la provincia de Buenos Aires la gobernación se define por un voto. "Van a cargar tarde los resultados de los distritos en los que nos va a ir mejor para que a las 12 de noche puedan decir que ganaron", es el temor repetido entre dirigentes del Frente de Todos. El clásico "aún faltan los votos de La Matanza" que el sciolismo se quedó esperando sin suerte en 2015.

El cambio de la Smartmatic por la histórica Indra, con el debut de un sistema de escaneo de los telegramas, encendió las alarmas en el PJ, con su apoderado Jorge Landau que recordó que no suelen modificarse las reglas electorales en años impares. Desde Todos ya avisaron que dispondrán un centro de cómputos paralelo. La idea es contratar los datos del Correo Argentino con lo que informen sus fiscales.

Landau y el propio titular del PJ Nacional, José Luis Gioja, hace meses pusieron la lupa sobre el nuevo sistema. En el PJ no imaginan tanto la probabilidad de un fraude, ya que los datos quedarían para un eventual recuento, sino más bien que exista una "manipulación".

El presidenciable de Todos, Alberto Fernández, insistió ayer que teme "que el Gobierno busque manipular el escrutinio provisorio" en las PASO, para "meterle en la cabeza a la gente que ellos (por el Gobierno) ganaron".

Ante Radio 10, apuntó contra la firma Smartmatic y sentenció: "Todo eso huele mal. Y me da pena que alguien como Adrián Pérez (secretario de Asuntos Políticos e Institucionales), que siempre luchó por la transparencia, defienda esto".

La polémica continuará.