Semejante despliegue oficial no iba quedar en un mero repaso de los 10 años kirchneristas. “A esta década ganada queremos que le siga otra más”, auguró Cristina Fernández de Kirchner sobre el escenario, en el broche de oro del mega festival desplegado en Plaza de Mayo con la excusa institucional de celebrar los 203 años de la Revolución pero que, en realidad, el aniversario patrio fue resignificado como el inicio del modelo K.

El viernes, había adelantado El Cronista que el espíritu de la masiva movilización, dotada de una tonalidad más cristinista que kirchnerista clásica gracias a la juventud militante, lejos estaría de ser un racconto sino que, fiel a su estilo, en uno de los momentos de mayor debilidad (por denuncias de corrupción y baja de imagen), la Casa Rosada redoblaría su apuesta.

El “vamos por más” quedó implícito en el discurso presidencial. “Yo no soy eterna, tampoco lo quiero ser. Hay que empoderar al pueblo con estas reformas”, lanzó Cristina Kirchner en su ya tradicional doble juego de insistir solapadamente con una reforma de la Carta Magna pero prometiendo una fecha de vencimiento para su gestión. Aunque evita aclarar que sea 2015.

Empantanado desde el año pasado por la polémica de la re-reelección, el movimiento por una Constitución Emancipadora, fundado por el ex piquetero Luis D’Elía, levantaba esa misma bandera: otorgarle rango constitucional a “las conquistas” del ciclo kirchnerista, desde la AUH a la nacionalización de YPF. Ahora queda claro que la idea no fue desechada de la agenda presidencial.