

El 30 de julio, fecha en que la Argentina podría entrar en default, se acerca y en los mercados comienza a verse una dicotomía entre quienes creen que el país podrá negociar un acuerdo y quienes consideran que eso no sucederá.
“Los mercados siguen viendo optimismo. Aunque empezaron las dudas, estamos muy optimistas, yo todavía me sumo. Creo que (desde el Gobierno) dicen una cosa pero es una forma negociar dura”, analizó el economista y director de Empiria consultores, Francisco Gismondi.
En diálogo con Radio Ciudad, Gismondi consideró que la decisión del Gobierno argentino de no dar el brazo a torcer en esta negociación es una forma de “conseguir el stay y que así los plazos se estiren un poco”.
“El escenario con default es un final de gobierno difícil. Con un acuerdo, patearíamos este tema más adelante y lo resolveríamos en enero. Si resolvemos esto vamos a estar mejor que antes”, analizó.
Consideró que con una cesación de pagos declarada el país viviría un “dólar subiendo fuerte, menos margen de aguante oficial, una economía que se estancaría y menos margen para ingreso de importaciones”.
Reconoció además que existe “un atraso cambiario” ya que de lo contrario “y si sobraran reservas no necesitaríamos un cepo”.
“El arco se fue corriendo. Lo que en enero era un dólar cerca del equilibrio, la inflación fue alejando del equilibrio. Sino se frena la inflación se nos va corriendo el objetivo todo el tiempo”, enfatizó.













