

Con el sabor amargo de las PASO aún en la boca, el Frente de Todos se preparaba para lo peor. El virtual empate técnico en provincia de Buenos Aires le dio un respiro a una Casa Rosada que ya había activado un operativo para volver a darle centralidad a Alberto Fernández. Días atrás, la CGT junto a movimientos sociales ya habían planificado una movilización para este miércoles, el 17N del día de la militancia, a la que podría plegarse La Cámpora.
Pero el gesto de reforzar la investidura presidencial llegó la misma noche del domingo a cargo del mismo mandatario.
A las 22 en punto, mientras Alberto Fernández se dirigía al búnker del Frente de Todos en el barrio porteño de Chacarita, se difundió un mensaje grabado del Jefe de Estado, con la anticipada convocatoria al dialogo a la oposición, pero al mismo tiempo con críticas al macrismo por la deuda contraída con el FMI.
Hora antes, al votar en Tigre, Sergio Massa había vuelto a spoilear el llamado sectorial para el temido día después. En potencial. "Seguramente, el Presidente desde mañana convoque al diálogo a empresarios, a trabajadores, al oficialismo y a la oposición, entendiendo que tenemos la responsabilidad de seguir construyendo un escenario de previsibilidad y futuro para los argentinos", había anticipado el titular de la Cámara de Diputados.
El día anterior, en Olivos, Fernández fue anfitrión de una cumbre con Massa y el ministro del Interior, Eduardo "Wado" de Pedro, delegado cristinista que su amague de renuncia derivó en la crisis post-derrota en las PASO. Más allá de intercambios de anécdotas de campaña, descripción del operativo electoral, mientras comían la lasagna que llegó el renovador, el llamado al dialogo fue parte de la sobremesa.

Desde el Congreso, Massa será el encargado de encauzar el dialogo con la oposición. Desde el Consejo Económico y Social, la Casa Rosada administrará el convite sectorial a empresarios y representantes de trabajadores. Como novedad, en el discurso presidencial grabado, que ocupó ocho páginas de Word, se comprometió a enviar al Parlamento "un proyecto de ley que explicite el 'Programa económico plurianual para el desarrollo sustentable'".
A esa hora, la remontada bonaerense ya tomaba status de "derrota digna" considerando la caída en las demás provincias y la pérdida del quórum en el Senado. "Hoy empieza la segunda parte de nuestro gobierno", graficó Fernández. Y le habló a la "oposición responsable y abierta al diálogo", a la que calificó de "patriótica". No incluyó a su antecesor, Mauricio Macri, némesis electoral, a quien volvió a criticar sin nombrar al parafrasearlo: "A quien diga que el problema con el FMI puede ser resuelto en cinco minutos le digo que negociar no es obedecer".
Antes de conocerse los resultados oficiales, la primera postal desde el búnker todista fue tripartida, como en 2019: hablaron Luana Volnovich (Cristina Kirchner) y los ministros Juan Zabaleta (Alberto) y Alexis Guerrera (Massa). Una imagen, como la del sábado en Olivos, pensada para el lunes 15. Poco después la Vicepresidenta anunciaría en sus redes que por reposo postoperatorio, no iría a esperar allí los resultados.
El faltazo de CFK fue leído, claro, como una ausencia para despegarse de la derrota que se pronosticaba, Por la noche, en cambio, el clima mutó por lo que cambió el argumento: "Se apartó para darle centralizar a Alberto", justificaban en un despacho oficial. De nuevo, la idea de darle "volumen político" al Presidente.
Mientras por el lado de Massa confiaban que el llamado al dialogo estaba acordado por todos los socios todistas, en el albertismo lo ubicaban al Presidente como su principal promotor. Pero bajo la premisa de que toda la coalición oficial debe encolumnarse: "Si se encara eso es con todo el FdT adentro; si no, no sirve", resumían.
Una idea que vuelve a ser reflotada es la de "institucionalizar" el Frente de Todos, al estilo del Frente Amplio uruguayo. La asunción de Fernández al frente del PJ Nacional, un partido que está debajo del paraguas todista, desactivó ese operativo. Será un objetivo para 2023. Quedan dos largos años por delante.













