La fase de campaña electoral ya arrancó de lleno para Javier Milei. El esquema proselitista del presidente y el gobierno en su conjunto se dividirá entre la propaganda directa en territorio, la puja legislativa contra el Congreso y una eventual judicialización de temas de gestión en los tribunales. Todo esto sustentado con un esquema de poder del "triángulo de hierro" ampliado.

La cadena nacional formó parte de este mismo encuadre de estrategia electoral con la defensa a ultranza del modelo, la idea fija de "amurallar el déficit cero" y cuestionar a los legisladores que buscan "romper lo construido" por el gobierno en materia económica.

Milei se calzó el traje de campaña desde el miércoles pasado en La Matanza, rodeado de funcionarios, posibles candidatos, las camperas violetas de LLA y el slogan del "kirchnerismo Nunca Más" que generó mucha polémica por una "banalización" que denunció la oposición de la lucha contra la dictadura.

A la vez, el esquema de recorrida proselitista libertaria se repetirá en Buenos Aires y en otras provincias. En territorio bonaerense, el plan se completa con un discurso de mano dura, cuestionamientos profundos a la gestión de Axel Kicillof y un mensaje directo a las políticas de lucha contra la inseguridad y la inflación.

Al parecer, la receta de campaña anticasta le sigue dando resultados a Milei. Las encuestas le marcan ese camino. En el peronismo bonaerense hacen cuentas de cara a las elecciones de septiembre y octubre, pero el panorama no es muy alentador.

Varios intendentes peronistas del conurbano evaluaron en estos días que el PJ podría perder, o con mucha suerte estar cerca del empate, en las elecciones que vienen porque la ola arrasadora violeta de LLA suena fuerte. Entre otros temas, evalúan en las intendencias del PJ que el techo histórico del peronismo fue del 38%. Así fue desde 1983 en adelante, en los mejores comicios bonaerenses donde hubo algunos picos puntuales.

En muchas intendencias del PJ evalúan ahora que la estrategia del gobierno de Milei de eliminar intermediarios de planes sociales, sumado a la inyección de fondos en AUH y Tarjeta Alimentar, dio buenos resultados para el gobierno. Con ello, el voto de sectores bajos no sería estrictamente cautivo del PJ. A esto se agrega que los sectores medios de la provincia de Buenos Aires no están muy satisfechos con Milei, pero tampoco quieren volver al kirchnerismo, y que la inflación en baja o un esquema estable de la macro prefigura darle un voto de confianza más a LLA. A la clase media también la amenaza la inseguridad.

La aparición en octubre de la boleta única es otro factor que en el gobierno creen que jugará en contra de la estructura tradicional de los barones del conurbano, que quedará afuera. Todo esto conspira contra el PJ y es el mayor temor de los peronistas de estos días. A ello se suma que una figura como la de Espert como candidato podría también ratificar la línea dura de LLA de lucha contra la casta peronista.

En el otro esquema de estrategia electoral y defensa de la regla de oro del déficit cero, Milei está dispuesto a dar batalla contra los legisladores que impulsan más leyes que abultan las cuentas públicas, como los proyectos que aprobó Diputados de emergencia en pediatría y financiamiento universitario. "Al presidente no le temblará la mano para sacar más vetos", aseguran en la Casa Rosada. En LLA confían en que cuentan con "87 héroes" para sustentar esos vetos presidenciales.

Sin embargo, los rechazos de la oposición en el Congreso a los decretos que firmó Federico Sturzenegger para desregular el INTA, el INTI o el Banco de Datos Genéticos amenazan con desatar una batalla judicial. El propio jefe de Gabinete, Guillermo Francos, dijo que se buscará sostener a toda costa esos decretos.

La defensa oficialista para judicializar el debate legislativo de los DNU es uniforme: de Milei para abajo creen que el Poder Ejecutivo dictaminó esos decretos bajo el amparo de la ley Bases, con facultades delegadas, y ahora el Congreso no puede borrar de un plumazo ese aval. "Que defina la Corte", aseguran.

En el medio de todo este planteo, y a la espera de que el Senado rechace los DNU de Sturzenegger, se encuentra la enemiga central del presidente: la vice Victoria Villarruel, quien tiene el control de las sesiones para abrir la llave al PJ y avanzar con la embestida contra el Ejecutivo.

Una de las imágenes de la sesión del pasado miércoles en Diputados
Una de las imágenes de la sesión del pasado miércoles en Diputados

Todo este andamiaje de estrategia electoral se sustenta ahora con un "triángulo de hierro" remixado. Ya no son Milei, su hermana Karina y Santiago Caputo los que, en la soledad del poder, definen el rumbo del gobierno. Ahora hay más actores y voces con peso propio.

A este engranaje se sumó desde hace un tiempo el jefe de Gabinete; el presidente de la Cámara de Diputados, Martín Menem; Sebastián Pareja y Lule Menem, la mano derecha de Santiago Caputo; Manuel Vidal e incluso dos técnicos de la economía como Sturzenegger y Toto Caputo.

No se trata solo de una cuestión de actores nuevos que ingresaron en el esquema cerrado de poder. También es el resultado de cierta apertura en la toma de decisiones electorales y una inyección de contenido económico de peso al mensaje electoral que el gobierno espera llevar a las urnas. Después de todo, el presidente es un economista que busca marcar una huella fuerte en la historia argentina y las elecciones que vienen serán la oportunidad que tendrá para demostrar ese objetivo.