

De la participación masiva a la apatía total, el último año demostró una desafección con el proceso electoral por parte de la ciudadanía. El ausentismo en el cuarto oscuro fue uno de los principales factores que marcaron las últimas elecciones y un estudio definió las razones que motivan la falta de interés en la política.
Según el Equipo Mide, la apatía política marca una "democracia de baja intensidad" que se muestra en los bajísimos niveles de participación electoral.
"La apatía tuvo su cenit en la última elección legislativa celebrada el pasado 18 de mayo en la Ciudad de Buenos Aires, ratificando una tendencia que se venía insinuando en elecciones anteriores en distintas provincias del país y que posteriormente se verificó en Misiones con una proporción de ausentismo apenas algo menor", indicaron desde la consultora.
En este sentido, se hizo un análisis bimestral que encontró que un elevado porcentaje de la población se inclina por expresar una opinión que pudiera ser considerada "políticamente correcta", que es una postura de rechazo al sistema político concebido de manera genérica.

El 56% de quienes no fueron a votar lo hicieron por el rechazo al sistema político, mientras que el 21% fue por falta de representación.
El 12 % de los relevados tomaron al decisión debido a un pesimismo y cuestionamiento sobre el gobierno y el 11% por escepticismo electoral.
"Ello implica desde una falta de credibilidad, atendiendo a la baja performance registrada a lo largo de los sucesivos gobiernos, y que se traduce en una mirada devaluada de la dirigencia para dar respuesta a la agenda pendiente, hasta el cuestionamiento a los niveles de corrupción rampantes que aquejan a nuestro país", indicaron desde la consultora.
Prueba de ello, es la actitud de fuerte enojo con la política: "me tienen podrido", "ya estoy harto".
Para los expertos, es el vacío de representación el que se deja traslucir en uno de cada cinco entrevistados: "No me siento representado", "no me gusta ningún candidato". Esto coincide con el análisis llevado a cabo hace dos semanas por Cristina Kirchner quién aseguró que el peronismo no debería "volver a enamorar" sino "volver a representar".
En CABA donde la participación electoral (si se consideran tanto argentinos como extranjeros) fue del 53,3% (con el 97,8% de las mesas escrutadas). En los últimos años, en elecciones generales la participación ha oscilado históricamente entre el 69 y 85%.
Lo mismo ocurrió en Santa Fe, dónde la participación llegó al 55,6 %, el porcentaje más bajo desde el regreso de la democracia.
En Misiones, dónde ganó el oficialismo local al igual que en Santa Fe, la participación se colocó en un piso histórico del 55,41% del padrón electoral. Más al norte, en Salta específicamente, de un total de 1.092.561 personas habilitadas, 641.922 sufragaron, votó el 59 por ciento.
Jujuy también tuvo baja participación, con el 64% de los votantes registrados. En San Luis, el gobernador Claudio Poggi reafirmó su impronta y liderazgo al momento de enfrentarse al exmandatario provincial, Alberto Rodríguez Saá. En este punto, solo se hizo presente el 60% del padrón en los respectivos centros de votación.
En todas esas provincias, a excepción de la Ciudad de Buenos Aires, se reconfirmó el poder de los oficialismos provinciales pero la deserción jugó en favor del Poder Ejecutivo Nacional que vio fortalecida su base política.

Según Mide, esta falta de representación redunda en una fuerte apatía respecto al escenario electoral: "no sé ni quiénes son los candidatos".
Es este escepticismo sobre la política como vehículo de transformación de la realidad lo que se refleja en menciones tales como "es una pérdida de tiempo", "no sirve de nada ir a votar", "me da igual", "no me interesa".
Además, se combina con la presencia en este segmento de un sector que asume una posición crítica frente al gobierno nacional, y que no visualiza una alternativa de cambio considerada consistente: "No hay proyecto de país", "a nadie le importa el pueblo".
"Solo un grupo minoritario se excusa en motivos personales y la no obligatoriedad de concurrir a votar por razones de edad o por encontrarse de viaje, por ejemplo. Se trata ni más ni menos que de una muestra más de una de las principales grietas que nos atraviesan: la de una dirigencia y una sociedad que no hacen sino distanciarse de manera creciente", concluyeron.












