

El gobierno de Javier Milei atraviesa una tormenta política y comunicacional sin precedentes en las redes sociales.
Un informe de Monitor Digital muestra que, en menos de seis meses, dos episodios distintos marcaron la conversación pública con un fuerte sesgo negativo hacia la gestión libertaria: primero, la polémica por la criptomoneda $LIBRA, impulsada por el propio presidente desde sus cuentas oficiales; luego, la filtración de los audios de Diego Spagnuolo, exfuncionario de la Agencia Nacional de Discapacidad, que lo involucran en un supuesto entramado de corrupción.
El contraste entre ambos casos es tan evidente como complementario. El episodio de $LIBRA generó 362.900 menciones en redes sociales, superando en volumen al escándalo de los audios (354.300). Sin embargo, la diferencia crucial estuvo en la naturaleza del impacto.
Mientras la criptomoneda golpeó sobre todo la imagen personal del mandatario, los audios calaron más hondo en la legitimidad del gobierno como institución, al instalar la idea de un esquema de corrupción estructural en áreas sensibles del Estado.

En términos de percepción, el informe revela una negatividad casi absoluta en ambas coyunturas: 90% de menciones negativas en el caso LIBRA y 92% en el de los audios. No obstante, el tono fue distinto. Frente a la cripto, prevalecieron la burla y el sarcasmo: memes que ironizaban sobre la supuesta "estafa" y la imprudencia financiera del presidente al difundir un proyecto de dudosa credibilidad desde su cuenta oficial.
Con Spagnuolo, en cambio, emergió la indignación pura: denuncias de "corrupción", "coimas", "escándalo" y reclamos de "renuncia", asociados directamente a delitos de gestión pública y a la manipulación de recursos destinados a personas con discapacidad, un tema de alta sensibilidad social.
La conversación digital también mostró diferencias en los actores involucrados. En LIBRA, toda la atención recayó en Javier Milei, sin nombres secundarios de peso. En el caso de los audios, en cambio, surgieron también Karina Milei y el propio Spagnuolo, lo que amplió el alcance del daño reputacional más allá de la figura presidencial.

Los ejes temáticos refuerzan esta lectura. En LIBRA predominaron política (26,1%), gestión (15,8%), corrupción (13,4%) y finanzas (10,9%), un encuadre ligado más a la imprudencia económica que a delitos de corrupción estructural. En los audios, en cambio, el peso de la política (27,5%) y la corrupción (19,5%) se combinó con agenda social (11,7%), donde términos como "discapacidad" y "programassociales" potenciaron la indignación ciudadana.
La conclusión del informe es tajante: los dos episodios dejaron al gobierno en un escenario delicado. LIBRA erosionó la credibilidad personal de Milei, al exponerlo como un líder imprudente en el uso de sus redes para difundir proyectos cuestionados. Los audios, en cambio, socavaron la base institucional del oficialismo, al instalar la sospecha de corrupción sistemática en áreas estratégicas y sociales.

En términos políticos, la filtración de los audios representa un golpe más difícil de absorber. A diferencia de LIBRA, que quedó circunscripto a la Casa Rosada, el escándalo Spagnuolo se proyecta sobre todo el esquema de gestión.
La indignación digital que desató, con más de nueve de cada diez menciones negativas, se convierte así en un termómetro del malestar social frente a una administración que ya acumulaba tensiones por el ajuste.













