

Se estima que la fortuna personal de Lance Armstrong asciende a los 127 millones de dólares. Una cifra que el hombre nacido en Texas (EE.UU.) fue amasando durante más de una década gracias a los premios de sus victorias, a los patrocinios y a las conferencias que ha dado en múltiples empresas, por las que se embolsaba 200.000 dólares (unos 150.000 euros) por sesión, según publicó en su web el diario español Expansión. En el caso de las conferencias, el dinero iba destinado a su fundación contra el cáncer, Livestrong.
Ahora, tras alcanzar la cima con sus siete victorias en la competición gala y bajar a los abismos con las acusaciones de doping, Armstrong no tiene sitio en el ciclismo. Así de claro lo dejó el presidente de la UCI, el irlandés Pat McQuaid, a quien no le tembló el pulso a la hora de sancionar a Armstrong con un castigo ejemplar que busca limpiar la imagen de un deporte desde hace demasiados años manchado con el doping.
El máximo castigo aplicado por la UCI no solo pasará factura al palmarés deportivo del ex ciclista del US Postal, su credibilidad y la de su fundación, así como su fortuna también se verán afectadas. Tras superar un cáncer de testículos, el texano conquistó el Tour de Francia en siete ocasiones, convirtiéndose en la imagen viva de la superación y en abanderado de un deporte que hasta el último momento le ha otorgado la consideración de mito.
Entre 1999 y 2005, los años en los que monopolizó el maillot amarillo del Tour, Armstrong firmó contratos publicitarios muy jugosos, convirtiéndose en la imagen de Nike, la marca de bicicletas Trek, la empresa de gafas Oakley o la consultora Anheuse-Buschm, por mencionar algunas. En Francia calculan que las pérdidas que sufrirá Armstrong tras ser acusado de doping asciende a los u$s 14,6 millones. Las consecuencias económicas que conlleva la sanción de por vida que le impuso la UCI se conocerán el próximo viernes. La pérdida de los siete Tours supone que Armstrong tendrá que devolver los premios económicos que había logrado con sus triunfos en tierras galas y que ascienden a cerca de u$s 3,5 millones. A esto hay que sumar los u$s 7,7 millones que podría reclamarle la compañía de seguros SCA. La cifra corresponde a lo que esta empresa pagó al ciclista en 2005. Armstrong, que podría seguir los pasos de la velocista estadounidense Marion Jones y acabar en prisión por haber mentido a un jurado federal, se enfrentaría también a una multa de u$s 1,54 millones por cometer perjurio. Por último, está el reclamo del diario Sunday Times, al que el ciclista ganó un juicio por difamación en el año 2004, por el que recibió del periódico u$s 102.000, una cantidad que el rotativo inglés pretende reclamar.










