

Boca se quedó con todo el festejo en el Superclásico y sigue prendido en la lucha por el torneo Inicial, tras superar anoche por 1 a 0 a River, en Núñez, en un partido correspondiente a la décima fecha. El delantero Emmanuel Gigliotti, a los 22 minutos del primer tiempo, anotó el tanto de la victoria boquense en el estadio Monumental. Con este triunfo, el elenco de la ribera, que suma cuatro juegos invicto y sin recibir goles, llegó a los 19 puntos, cuatro menos que el líder Newells.
Por su parte, River perdió terreno en la tabla de posiciones y quedó con 14 unidades, a nueve de los rosarinos.
La política no estuvo ajena en Núñez, ya que River elegirá presidente a fin de año: carteles, banderas y volantes con caras y nombres de los candidatos poblaron las inmediaciones y el estadio.
El presidente de River Plate, Daniel Passarella que aún no definió si va por la reelección, se retiró presuroso del estadio Monumental cinco minutos antes del final superclásico para evitar la reprobación de la hinchada local y que esto le reste puntos para su posible campaña, aunque el resultado seguramente será utilizado por sus competidores.
Boca no ganaba dos partidos seguidos desde hacía 39 fechas, cuando le ganó por 2-1 a Godoy Cruz de Mendoza en la última fecha del torneo Inicial 2012, con Julio Falcioni como técnico, y en la primera del Final 2013, cuando le ganó 3-2 a Quilmes.
Entre las perlitas que dejó el partido se puede destacar que los hinchas de River ante la decisión de jugar sólo con público local, se acercaron a la cancha -en su mayoría-con los colores blanco y rojo, intentando que ningún seguidor boquense se infiltre en las tribunas. Sin embargo, los de Boca lograron hacer volar en el cielo de Núñez una B recordando el descenso del rival y se hicieron notar con unos fuegos artificiales que se vieron a lo lejos detrás del arco defendido por Barovero, tras el gol de Gigliotti.
La cabecera local lució los clásicos trapos, a los que sumaron decenas de banderas argentinas, en una manera de cargar al rival de toda la vida desde la xenofobia. Esto se complementó con el grito de Argentina-Argentina cuando Boca piso el campo de juego, sumado a los cánticos racistas que identifican a los xeneizes con países como Bolivia y Paraguay.
Cerca del final del primer tiempo, un extraño ruido surgió de los parlantes del estadio: el zumbido -similar a cuando queda un micrófono abierto- sorprendió y distrajo a todos los que estuvieron en el estadio Monumental.
Para el final, quedó el festejo de los jugadores de Boca, que como en aquella semifinal de Copa Libertadores 2004, se quedaron saltando de alegría ante un público adverso.













