

La pandemia del Covid-19 y el confinamiento obligatorio que ya supera los 60 días, sumado a la recesión económica de arrastre que va a cumplir 2 años, y un posible nuevo default en puerta, ponen a la economía argentina frente a lo que podemos llamar “la tormenta perfecta . Esta tormenta parece que viene para largo y todo indica que el daño, lamentablemente, será de magnitud.
A modo de ejemplo, Estados Unidos venía mostrando el período de expansión económica más significativo en varias décadas con una situación envidiable de pleno empleo. Sin embargo, en los últimos tres meses, coronavirus mediante, se destruyeron más de 30 millones de empleos. La misma dinámica está ocurriendo en muchos otros países.
Entonces, como bien dice el dicho popular: “Si ves las barbas de tu vecino cortar, pon las tuyas a remojar . Debido a la debilidad estructural de la economía argentina, es de esperar que esta triste realidad se imponga por aquí y sean muchos los argentinos que pierdan sus empleos y por ende, sean muchos más los pobres.
Se nos presenta un escenario de “economía de guerra con todo lo que ello implica. Esta realidad nos debe interperlar a fin de movernos a buscar caminos que ayuden a amortiguar lo más posible lo que parece venir, una auténtica película de terror. Las soluciones y respuestas deberán ser entonces de carácter excepcional porque la coyuntura es, como nunca antes, inédita.
La necesidad es clara frente al diagnóstico: es primordial salvar la mayor cantidad posible de empleos y, por ende, la mayor cantidad de empresas que se pueda. Esta decisión demanda una enorme voluntad política y afectación de recursos que en estos momentos son muy escasos porque como se suele decir la “frazada es corta . Por eso es clave la discusión sobre dónde y cómo invertir el dinero disponible.
Y aquí es donde aparecen las pymespues son esa increíble red de contención y empleo que llega a cada pueblito de nuestra geografía, un tejido clave que no podemos permitir que se deshilache. Son a su vez, 600.000 historias, 600.000 oportunidades y 600.000 buenas noticias potenciales si las sabemos cuidar y potenciar. Ellas nos pueden ofrecer la medicina que necesitamos. Son las aliadas perfectas. Apostar a ellas es apostar por la cultura del trabajo.
Por ello, en primer lugar, este es el momento de ofrecerles créditos a tasa cero con pocos requisitos y con un generoso periodo de gracia a fin de que puedan sobrevivir a la terrible recesión que arrecia. Me refiero a créditos mucho más agresivos que los que puso a disposición el Gobierno hasta el momento.
En segundo lugar, hay que condonarles la deuda que tienen con el sistema financiero pues ya la pagaron, dado que estuvieron honrando tasas de más de 90% en los últimos dos años. Esa deuda representa en total menos de un 2% del PBI, y su condonación debería conllevar un compromiso post pandemia de aumentar su dotación de personal contemplando una exención de cargas para los primeros tres años. Si esos nuevos empleos fueran para personas que reciben planes el resultado sería todavía mejor pues reduciría aún más el costo fiscal de la medida.
En tercer lugar, esta es la oportunidad para debatir una reforma impositiva integral que permita que las pymes den vuelta la ecuación de desempleo esperado y puedan prestarnos la solución que necesitamos. Esta propuesta merece un párrafo aparte.
La carga tributaria que soportan las pymes es desmesurada. El problema que tenemos es que el Estado argentino se ha transformado en un elefante gigante, una auténtica aspiradora de recursos, que termina generando una carga impositiva tan grande que representa, para dar sólo dos ejemplos, el 45% en el precio de los alimentos, por ende los productos son el doble de caros para todos, y casi el 35% en la tarifa de luz. El resultado natural de esta situación es mayor informalidad y bajo dinamismo de la economía.
En este sentido, es imperioso lograr los consensos necesarios para bajar los impuestos que agobian a las pymes. Necesitamos reducir la marginalidad y el costo de vida para que aumente la actividad y con ella, la demanda de empleo y se reduzcan los planes, transformándose así en un círculo virtuoso clave. El político argentino más relevante y polémico del siglo XX, me refiero a Juan Domingo Perón, solía decir que “gobernar es crear Trabajo . Se refería, entiendo, a trabajo con mayúsculas. Quizás llegó el momento de hacerle caso.













