

Entre los distintos males que aquejan a los argentinos en los últimos años, uno fundamental es la dificultad para medir objetiva y rápidamente los resultados de las políticas públicas. Los índices de precios y actividad elaborados por el INDEC difieren fuertemente de las estimaciones privadas. Buena parte de la población no sabe a quién creerle, debiendo descansar en su propio índice cualitativo individual (o sensación).
En otros casos, donde la experiencia individual no tiene porqué coincidir siquiera mínimamente con la situación general, las sensaciones son demasiado inexactas. En el servicio eléctrico, por ejemplo, es imposible estimar la frecuencia y duración de los cortes que sufre el conjunto de los usuarios a partir de la experiencia propia, que incluso nos es difícil cuantificar. Las estadísticas oficiales juegan entonces un papel central para verificar si la calidad de dicho servicio ha tendido a deteriorarse o a mejorar, y en tal caso modificar o profundizar las políticas que llevaron a dicha situación.
Sobre este caso, la sensación más habitual es que en el último lustro ha habido un deterioro marcado en la calidad del servicio eléctrico, sin mayores detalles sobre magnitudes y tendencias dentro de dicho período o en relación a períodos previos. Sin embargo, según consigna la agencia Télam, el Jefe de Gabinete, Jorge Capitanich, acaba de señalar que la prestación del servicio eléctrico en la zona metropolitana "ha mejorado sustancialmente", sosteniendo que "los registros estadísticos son contundentes" y que en la comparación con 2011 la interrupción de servicios disminuyó un 85,4%, mientras que frente al 2013 la caída fue de 77,2%.
¿Quiere decir esto que estamos transitando una mejora en la calidad del servicio eléctrico sin haber modificado la política regulatoria que llevó al deterioro percibido? ¿O que no existió tal deterioro? La afirmación oficial desafía a los más crédulos... Primero, no indica si se refiere a la cantidad de cortes o a su duración. Segundo, no existen datos oficiales de cortes del servicio eléctrico en AMBA posteriores al primer semestre de 2012 (y mucho menos a nivel país). Tercero, los datos oficiales disponibles hasta entonces, publicados por el ENRE en su informe anual de 2012, muestran un fuerte deterioro respecto del año 2011. Cuarto, en el año 2011 ya se notaba un fuerte deterioro respecto de los niveles observados a principios de la década de 2000, particularmente en la duración de los cortes. Quinto, los datos de Edenor para el año 2013 (la otra operadora en el AMBA, Edesur, no los incluye en su página web) muestran un deterioro superlativo respecto de los años previos. Estos últimos tres elementos pueden observarse en el cuadro y la figura anexos.
Más aún, considerando las dos cifras de reducción de cortes que menciona el Jefe de Gabinete (85,4% entre 2011 y 2014 y 77,2% entre 2013 y 2014), es posible inferir que entre 2011 y 2013 hubo una reducción del 36% en las cifras que él dispuso para tal afirmación. Pero esta evolución entre 2011 y 2013 claramente no coincide con la informada por Edenor, que lejos de mostrar menores cortes señala un deterioro marcado en la calidad de su propio servicio, con aumentos superiores al 75% en el número y la duración de los cortes. De ser cierta, y tomando en cuenta la evolución de los indicadores SAIFI y SAIDI publicados por el ENRE hasta 2011, estaría indicando que en el año 2014 la calidad del servicio eléctrico en AMBA es la más alta en el último cuarto de siglo...
Vale decir, la afirmación del Jefe de Gabinete no es precisa, carece de fuentes estadísticas oficiales y es inconsistente con la evolución verificada en una de las dos empresas prestadoras del servicio en AMBA hasta 2013 inclusive. ¿Se está gestando una recuperación milagrosa de la calidad del servicio que no percibimos individualmente? Sabremos la verdad dentro de dos o tres años, cuando el ENRE publique losdatos completos de 2014. ¿O ya la sabemos?











