El tratado del TPP, Trade Pacific Partnership, en español, Acuerdo de Asociación Transpacífico, recientemente firmado entre doce estados que tienen costas sobre el Océano Pacífico, es el Acuerdo Comercial de mayor volumen firmado hasta la fecha.

Si bien para entrar en vigor necesita aún de la ratificación del Congreso de los Estados Unidos su impulso es demostrativo, de la voluntad de ese país, de establecer una ampliación de su frontera comercial, extendiéndola hacia el Pacífico a fin de impedir que esa región se quede en manos de la economía que más crece: la de China.

En este intento ha logrado el apoyo de Japón, la tercera economía mundial, que ha visto como ha sido relegada. Ambos, los Estados Unidos y el Japón, han ido a buscar los mercados de otros diez países del Pacífico (tres de ellos latinoamericanos) Australia, Brunei, Chile, Canadá, México, Perú, Malasia, Singapur, Nueva Zelandia y Vietnam, cohesionando un gran mercado que detentará el 40% de la economía mundial.

El TPP se ocupa además del libre comercio, de temas que se refieren al Medio Ambiente, productos farmacéuticos y de normas laborales y derechos humanos. Fueron los sectores exportadores e industriales preocupados por la fortaleza futura del dólar y por la enjundia de la economía china los que han impulsado esta negociación, que fue criticada por su falta de transparencia en el proceso de negociación.

Cuando se creó en 1995 la Organización Mundial de Comercio (OMC) en reemplazo del antiguo GATT, se buscó lograr un gran Acuerdo Multilateral global, ante su fracaso, la diplomacia estadounidense impulsó este tratado del TPP que cubre el área comercial más dinámica del mundo actualmente, el Pacífico y también llevar a cabo una negociación fundamental con la Unión Europea.

Estos acuerdos comerciales internacionales se suman a un conjunto enorme de tratados bilaterales (más de 300) que han firmado la mayoría de los países y que deja a nuestro país y al Mercosur en un proceso de exclusión y aislamiento.

Sabemos que las causas de la falta de cohesión dentro del Mercosur han afectado cualquier avance, las peleas internas y la falta de voluntad política para ampliar los Acuerdos con otros bloques por parte de alguno de sus Estados Miembros (como el que se negocia con la Unión Europea) hace que el inmovilismo sea la norma.

Como el Brasil se encuentra en una crisis política interna que no termina a la que se une su falta de crecimiento, y que la Argentina, en estos últimos años se ha opuesto a conducir al bloque y a ocupar un mayor volumen comercial, asociándose con economías que crecen y que podrían ayudar a conquistar otros mercados que aún están cerrados para nuestros productos, la realidad se nos muestra con un Mercosur paralizado.

Este estancamiento del principal proyecto de integración que haya tenido Sudamérica, que parece entretenerse en temas menores, priorizando cuestiones ideológicas por sobre las políticas de integración y tratando de paliar esa falta de crecimiento y de cohesión con elecciones de Parlamentarios sin un Parlamento igualitario en serio y copiando lo que más se critica de la Unión Europea: el aumento de su burocracia, no le sirve a la Argentina, ni a ninguno de sus Estados Miembros y si no se actualiza y se modifica desaparecerá, lamentablemente.

En un momento histórico donde todos los países buscan crecer a partir de conquistar nuevos mercados y cuando las comunicaciones son cada vez mejores, más veloces y accesibles, el aislarse puede ser fatal. En el caso de nuestro país es aún más riesgoso, dado que al no poder estar presente en los mercados de capitales por el problema de los holdouts, necesita de una mayor dosis de divisas genuinas, es decir comerciales, ello es un imperativo.

Somos conscientes que los comodities que se venden sin tratados de libre comercio son vitales en nuestro esquema productivo, pero basar nuestras exportaciones solamente en ellos es poco inteligente. La merma de nuestras exportaciones industriales a Brasil (exclusivo comprador de automóviles) es un ejemplo a tener en cuenta, lo mismo puede suceder con la demanda de soja si China continúa en el proceso de aterrizaje de su economía y la demanda se reduce.

Por todo ello creemos que el próximo gobierno debe tomar prioritariamente la agenda comercial y buscar la transformación del Mercosur, pasando de un acuerdo ideológico y cerrado a convertirlo en un Proyecto Regional que beneficie al pueblo argentino en su conjunto y sea la vanguardia en un proceso de integración regional, sin agresiones y sin priorizar relatos.