

¿Qué tienen en común las turbulencias financieras globales a ambos lados del Atlántico? El sobreendeudamiento. En Estados Unidos, la debacle se precipitó cuando Barack Obama fracasó en su intento para aumentar el límite de endeudamiento de la mayor economía del mundo y lograr así una bocanada de aire para las deterioradas finanzas del Norte. En Europa, en tanto, la luz de alerta la dieron griegos e irlandeses, con un nivel de pasivos que hacen virtualmente imposible repagar sus obligaciones en el mediano y largo plazo.
La revista londinense The Economist apeló a un ingenioso gráfico para evaluar el grado de endeudamiento mundial. El denominado reloj de deuda mundial, contabiliza minuto a minuto los pasivos del planeta, con su incesante crecimiento. Al momento de escribir estos párrafos (ayer) la deuda mundial sumaba u$s 42.974.173 millones, pero es probable que cuando usted lea la nota ya se haya incrementado en unos pocos miles de millones de dólares...
El curioso indicador es útil también para comprender el origen de la crisis financiera internacional. Comparando el mapa mundial de la deuda con el de hace 10 años (2001) los cambios son notables. Y en particular en los epicentros del temblor financiero planetario. Por caso, la deuda de Estados Unidos llegaba al 32% de su PBI en 2001. Hoy representa más del doble: 68%. Lo mismo ocurre en Europa, donde en el transcurso de estos últimos 10 años la relación deuda deuda/PBI pasó de un promedio del 57% en el trío que conforman Francia, España y Alemania a nada menos que el 78%.
Si se toma la deuda total de EE.UU. y se la divide por la población, cada ciudadano estadounidense hoy debe 33.111 dólares. Diez años atrás debía apenas un tercio: 11.407 dólares. Algo similar ocurre en el viejo continente. En Francia, por ejemplo, la deuda por persona saltó en una década de 12.777 dólares a 32.863 dólares. Mientras que en España e Italia este guarismo se disparó de 8.305 y 12.777 dólares per capita a 32.863 y 37.215 dólares, respectivamente.
Los desequilibrios globales que se fueron incubando durante estos años a ambos lados del Atlántico tienen un tercer jugador de envergadura: China. A contramano del mundo, mientras hace 10 años la deuda representaba 27,4% del PBI del gigante asiático, hoy apenas llega al 17,4%. Cada habitante de China debe 806 dólares, muy lejos de los 33.000 dólares de cada estadounidense.
En rigor, el mapa mundial de la deuda no hace más que reflejar un juego de suma cero a nivel planetario (lo que gana una nación lo pierde otra). Y mientras Estados Unidos y Europa incrementaron en la última década su posición de deudor neto internacional, China reforzó su rol de acreedor, gracias a los abundantes superávits comerciales y de cuenta corriente acumulados en su fase de ingreso pleno al sistema capitalista global.
Pero el antes y ahora de la deuda mundial no es sólo un dato estadístico. En algún momento esa deuda deberá ser pagada. Alguien debería avisarle a los estadounidenses y europeos. Porque si el economista inglés David Ricardo estaba en lo cierto cuando en el siglo XIX postuló lo que luego sería mundialmente bautizado como la Equivalencia Ricardiana, todo lo que está en rojo en el mapa son un alerta de mayores pagos de impuestos en el futuro para los contribuyentes de esos países.
Equivalencia
Esta equivalencia (que concibió Ricardo y luego perfeccionó el economista ultraortodoxo Robert Barro) postula en su esencia que más deuda hoy es igual (equivale) a más impuestos en el futuro, por los fondos necesarios para cancelar esa deuda contraída. Ergo, si los agentes económicos comprenden correctamente este círculo, un aumento del gasto público hoy no debería tener un efecto estimulante sobre las economías, dado que los individuos reducen sus niveles de consumo para ahorrar para hacer frente a los mayores impuestos en el futuro.
Pero, ¿dónde se ubica la Argentina en este rompecabezas mundial? Según el mapa de The Economist, el país tiene hoy una deuda total de u$s 189.480 millones, por lo cual cada argentino debe 4.647 dólares. Los pasivos representan un 52,3% del PBI, aunque el Gobierno tiene razón cuando aclara que descontando la deuda intra sector público (es decir la que el Estado mantiene con otras dependencias públicas como ANSeS, Banco Nación o Banco Central) no llega hoy al 24% del PBI.










