La incorporación del dólar Qatar y el dólar Coldplay a la constelación de cotizaciones diferentes de la divisa estadounidense que conforman el universo cambiario argentino supone, ante todo, un nuevo paso en el intento de atender uno de los mayores problemas que debe afrontar la gestión económica: la escasez de reservas, que según el staff report del Fondo Monetario Internacional, registraban apenas u$s 2000 millones netos el mes pasado y un rojo de u$s 3600 millones, si le restan el oro y los Derechos Especiales de Giro. Elpréstamo del BID por u$s 700 millones trae alivio pero el escenario no es auspicioso para los próximos meses, si se tiene en cuenta que la principal fuente de ingresos de divisas para la Argentina proviene de las exportaciones del campo. El incentivo que generó el dólar soja no solo permitió un septiembre récord en materia de liquidaciones del agro que contribuyó a cumplir con la meta de acumulación de reservas del tercer trimestre, prevista en el acuerdo con el FMI. También provocó un anticipo de las ventas previstas para este período, por lo que la "abundancia" de dólares en un mes se traduce en escasez para los siguientes. Pero el problema no termina allí. La grave sequía, que tiene a la zona núcleo esperando por lluvias abundantes desde hace ya cinco meses, proyecta un fin de año y un verano complicado. Al menos uno de cada cuatro dólares que se espera como aporte de la cosecha fina para esta época, podrían no llegar por consecuencia del estrés hídrico que afecta fundamentalmente al trigo -se espera un 20% menos que en 2021-, y también complica al maíz, el sorgo y la cebada. El fenómeno conocido como 'La Niña' ya golpeó fuerte en el gobierno de Mauricio Macri y hoy, en un escenario de escasez de divisas, supone otra luz roja para esta administración. El impacto es triple ya que, como quedó dicho, afecta a la exportación, pero también a la importación y a la inflación. La falta de lluvias reduce el caudal de los ríos y, por ende, disminuye la generación de energía hidroeléctrica, dato clave cuando se proyecta la demanda creciente que genera el aumento de temperaturas. Sobre todo por lo que le ha costado a la Argentina la importación de energía este año. La sequía también afecta a las de pasturas, lo que sumado a la complicación que padece el maíz, encarece la producción ganadera y eleva el precio de los cortes en las carnicerías. Esto, junto con el impacto en el precio de la harina que puede llegar a provocar la menor producción de trigo, conforman un potencial combo inflacionario para un país que ya habla de tres dígitos cuando se refiere a la suba anual de precios. Y que mira con atención el efecto que pueda tener en la brecha cambiaria, el nuevo anuncio sobre el dólar.