Se trata de dos propuestas totalmente diferentes.

La economía de mercado es un sistema en el que los precios de los bienes y servicios se determinan según la oferta y la demanda.

Obviamente tiene que haber un mercado en el cual operar y tienen que haber operadores que actúen compitiendo.

También tiene que haber un Estado que controle que se cumplan las reglas de la competencia y las reglas de lealtad comercial. Que verifique que no exista deslealtad comercial y que asegure que haya igualdad de posibilidades.

Se tiene que garantizar que no existan abusos cuando alguno de los actores tenga posición dominante, de manera que se garantice:

Que los actores más grandes (que no quiere decir que sean los mejores) no anulen y traben la actividad de los más chicos.

Y que haya competencia, que sería en beneficio de todos, especialmente beneficio de los consumidores.

También por esta vía se podrían mejorar las condiciones laborales ofreciendo remuneraciones más atractivas.

Todo ello entendiendo que ese control llevaría a lograr un aumento de rentabilidad en el conjunto de los actores del mercado.

Pura sarasa.

Esto no se da. Argentina es una “economía sucia .

Y no por falta de normas de control económico. Ni tampoco por falta de oficinas de control comercial.

Se cuenta también con una justicia especial para la materia, la Justicia en lo Penal Económico.

Tampoco faltan funcionarios, ya que los hay muy bien remunerados, y con enormes presupuestos para oficinas, asesores, empleados, secretarias y viáticos.

Cuando se habla de bajar el déficit fiscal se dice que es un país caro para las empresas, que lo primero que habría que hacer es bajar los costos laborales. Como siempre la culpa es del “derecho laboral .

En segundo término se pide que se bajen los impuestos, que son muchos y muy caros.

Pura sarasa.

Primero habría que definir de qué estamos hablando:

¿Qué normas laborales deberían modificarse?

¿De qué impuestos quieren bajarse sus alícuotas?

¿Qué impuestos deberían eliminarse? O ¿Qué artículos de los mismos necesitarían modificarse? Y sobre todo, más que hablar, habría que concretar.

Cuando se hable de costo laboral, se debería hablar también de costo empresario. No solo hablar del costo sindical, sino también del costo de las entidades empresarias, que muchos afirman que es mayor.

Es así, la economía de mercado y la economía controlada (con precios y tarifas oficiales) siempre han convivido, Y seguirán conviviendo. Son como el virus. Debemos aceptar a convivir con ellas.

Estos dos sistemas sociales y económicos se atrajeron, ordenaron y crecieron por diferentes causas, dentro de una misma dinámica dialéctica a través de la historia.

Vienen navegando en paralelo, separadas pero dentro del mismo cauce del río.

Naturalmente, en cada caso, y durante los mismos años de organización de la política económica y consecuente organización del trabajo humano, se deben reconocer una larga lista de resultados positivos. También sus limitaciones. Están a la vista, pero sus resultados finales aún no se observan.

Probablemente nunca los veremos porque nunca llegarán a su fin.

Hubiera dicho Hegel (también Marx): "Los procesos históricos tienen su propia dinámica y su propia lógica, ambas dialécticas". Estos procesos, con sus contradicciones inherentes, son los que marcan el devenir de la historia y, no nos esperan, se presentan.