

El día 2 de enero ppdo., contesté de la forma más didáctica posible, una nota escrita por el periodista Roman Lejtman en la cual advertí que, el periodista, pretendió mojarme la oreja con una pseudo lección de derecho constitucional.
En la nota me acusaba de exterminar los clásicos de la ciencia política moderna, a la luz de un reportaje que brindara al diario Página 12, que recomendé. El argumento de su prédica sería la inconsistencia de haber apelado a la naturaleza electiva del cargo de Vicepresidente de la Nación, para establecer una diferencia entre el statu quo del Licenciado Amado Boudou y el Jefe del Ejercito, Teniente General César Milani.
Veo con estupor, la respuesta del periodista Roman Lejtman a mi nota que gentilmente publicara El Cronista Comercial.
A la hora de discutir de política, es posible contrastar visiones de todo color y calibre, ya que hasta el mas chambón, tiene ganado el derecho a hacerlo. Sí, es así. En política, cualquiera dice lo que se le antoja, se publica y ya.
El problema surge cuando, quien no sabe y no sabe que no sabe, pretende extrapolar gestos y acciones propias de las discusiones políticas a una discusión meramente jurídica.
En ese marco se suelen cometer errores extremadamente groseros que obligan a dar por terminada la discusión, por tratarse de horrores imperdonables.
El periodista Roman Lejtman, buscando darse corte de conocedor del derecho, recurre a Hans Kelsen (quien sostenía que no podía haber lagunas en el Derecho) y cita el principio de clausura que armoniza con la teoría kelseniana.
Manifestó el periodista Roman Lejtman como respuesta a mi nota: "Tampoco puede desconocer el Principio de Clausura de Hans Kelsen, que explicó en la Teoría Pura del Derecho. Este libro de filosofía clásica sostiene que todo lo que no está prohibido, está permitido. Entonces: si no hay ningún artículo de la Constitución Nacional que prohíba al Presidente echar a un Vicepresidente, no entiendo por qué CFK no nos ahorra el bochorno de tener a Boudou tocando la campanita en el Senado o representando a la Argentina en la asunción de Dilma Roussef. Sé que Aníbal F leyó la obra más conocida de Kelsen".
Sin salir del estupor, ratifico lo expuesto en la nota del 2 de enero, publicada en El Cronista Comercial: "Es el Congreso de la Nación mediante el juicio político, quién tiene asignada la tarea de determinar si el Vicepresidente desempeña sus funciones correctamente. Así lo dispone la Constitución Nacional, en su Artículo 53: es la Cámara de Diputados la que: "... ejerce el derecho de acusar ante el Senado al Presidente, vicepresidente, al jefe de gabinete de ministros, y a los miembros de la Corte Suprema, en las causas de responsabilidad que se intenten contra ellos, por mal desempeño o por delito en el ejercicio de sus funciones; o por crímenes comunes, después de haber conocido de ellos y declarado haber lugar a la formación de causa por la mayoría de dos terceras partes de sus miembros presentes."
El Artículo 59 asigna al Senado de la Nación la tarea de juzgar en juicio político a los acusados por la Cámara de Diputados y el Artículo 60 dispone que su fallo no tendrá mas efecto que destituir al acusado, y aún declararle incapaz de ocupar ningún empleo de honor, de confianza o a sueldo de la Nación.
El bagaje normativo citado deja a las claras que, la naturaleza electiva del vicepresidente hace inaplicable su desplazamiento por medio de la voluntad presidencial. El vicepresidente no es un órgano subordinado al presidente. Es el representante político del Poder Ejecutivo en el Senado de la Nación sin que ello implique desconocer el carácter unipersonal del Poder Ejecutivo en nuestro diseño institucional.
Habrán apreciado que, en el afán de conquistar la razón de la mano de Kelsen, el periodista RomAn Lejtman omite valorar que se trata simplemente del principio de legalidad (Artículo 19 de la Constitución Nacional) y es allí donde se va al pasto.
Su profundo desconocimiento le impide comprender que, la vinculación negativa a la ley, es SOLO para el ciudadano común de a pie, NO PARA UN FUNCIONARIO.
Solo los ciudadanos son libres de hacer lo que la ley no manda. Por el contrario, las autoridades son esclavos de la ley. Este es el postulado básico del estado de derecho que el periodista Roman Lejtman mal interpreta burdamente.
Por ello estamos en presencia de una Burrada notable si las hay. Lo que natura non da...













