

Actualmente en nuestro país existen muchas zonas geográficas, particularmente en el centro y en el norte, que poseen elevadas concentraciones de arsénico en agua. La acumulación de este componente químico se debe a diversos procesos ecológicos que afectan a varias provincias.
Para comprender la magnitud de esta problemática, es conveniente señalar que la exposición a la ingesta prolongada de arsénico pone en riesgo a las poblaciones residentes de padecer enfermedades cardiovasculares, dermatológicas y neurológicas, además de diversas formas de cáncer con localización cutánea, respiratoria, digestiva y urinaria, entre otras complicaciones.
Con el objetivo de minimizar los peligros de este agente, tanto empresas como entidades públicas vinculadas al tratamiento de aguas y efluentes han aplicado estrategias con variados resultados. En general, han coincidido que el proceso que requiere de una etapa de Coagulación-Floculación, seguido de otra de sedimentación y la propia filtración, es el más convencional. Y si bien ha demostrado resultados positivos, en el último tiempo se ha avanzado sobre una nueva tecnología con la que se obtuvieron conclusiones y resultados aún mejores.
Esta metodología novedosa es conocida como CoagulaciónUltrafiltración (C/UF), cuya característica diferencial se basa en dos simples pasos. El proceso consiste en transformar el arsénico soluble a insoluble por medio de un ajuste químico, para luego seguir a la etapa de filtración avanzada, por medio de la Ultrafiltración. A su vez, otro punto a favor tiene que ver con la reducción de los costos, tanto operativos como de inversión.
Este sistema es compacto, modular y utiliza membranas semipermeables porosas para separar la materia en suspensión (residuos) de los componentes solubles, en un proceso que está compuesto por dos ciclos: uno de filtración, durante el cual se produce agua tratada; y otro de retrolavado, en el que se descarta el agua con las impurezas que fueron filtradas a través de la membrana. En estas fases también conviene sumar otra de limpieza química, para remover los materiales que se acumulan sobre la membrana y causan un ensuciamiento eventual, conocido como "fouling". Según el diseño, se estima un lapso entre limpiezas de uno a siete días, las cuales son realizadas en forma totalmente automática por el equipo de Ultrafiltración.
Desde Fluence Argentina nos hemos enfocado en el desarrollo e implementación de esta tecnología entendiendo que, dada la normalización de los costos internacionales de los módulos de Ultrafiltración, es una alternativa superadora, tanto económica como en los resultados de los diferentes estudios realizados, comparado con otras estrategias. Al mismo tiempo, otra ventaja que ofrece esta tecnología es que su diseño es más compacto que las tradicionales, necesitando solamente un 50% del espacio con respecto a otros procesos; y, por último, consiste en un proceso altamente sólido para el agua con un alto valor de SDI (Índice de Densidad de Sedimentos), o concentraciones variables de sólidos en suspensión.
En definitiva, la Ultrafiltración proporciona una calidad constante del agua, independientemente de la cantidad de residuos que se encuentren en el efluente. Reduce la materia orgánica entre el 50 y el 90% y, con la adición de coagulantes, se utiliza de manera eficiente para la remoción de arsénico, a la vez de eliminar a otros agentes patógenos.










