Del campo a tu mesa, un intento por cerrar brechas

Lo que compramos, sea en el súper, la feria o el kiosko, tiene mucho recorrido y mucho trabajo hasta llegar a tus manos.

Te das cuenta que todo lo que comemos viene de la naturaleza, dispara hijo de 7 mientras cosechamos unos puerros, que pronto se convertirán en tarta, crecidos en un improvisado jardín vertical en algún punto del área metropolitana de Buenos Aires.

Su reflexión me llevó a contarle que casi todo lo que comemos, incluso lo que comen nuestros 4 gatos, se origina en el campo, ése que él ya tiene incorporado por visitar a su tío, sufrido productor tambero. Y el casi todo, le digo, es porque el pescado y los langostinos que tanto nos gustan provienen del mar.

Pero sí -admito mientras acaricio su cabeza-, la naturaleza, sabia, nos provee de lo que necesitamos, aunque gracias a la gente que produce los granos, carnes, leche y otros alimentos a pequeña, mediana o gran escala.

Ya sean verduras, frutas, cereales, carnes o sus respectivos procesados industriales (verduras congeladas, jugos varios, hamburguesas, patitas de pollo o hasta las caritas sonrientes de papa), todo empieza en ese campo que para hijo de 7 no es tan lejano como tal vez resulte para otros habitantes de las grandes ciudades o sus grandes periferias.

Justamente eso es lo que busca mostrar la Red de Buenas Prácticas Agrícolas, integrada por más de 30 entidades públicas y privadas. Lo hizo en la muestra Caminos y Sabores, de principios de julio, y en la Ganadera de Palermo, que cerró ayer su tradicional muestra anual.

En medio de la ciudad, a través de una experiencia de realidad virtual, se buscó mostrar lo esencial: la contribución del campo en la vida diaria de cada uno de nosotros. Se trata de un mensaje que los distintos líderes de las entidades rurales de los últimos años no lograron terminar de plasmar.

En resumidas cuentas, la experiencia invitó a las familias a sentarse a una mesa preparada para 6, con vajilla inmaculada para un desayuno. Y ahí la sorpresa: a través de imágenes que se van sucediendo se muestra el trabajo en el campo.

¿Qué ves cuándo comes?, ¿Cuánto campo ves en tu desayuno?, son las preguntas iniciales. Y allí se suceden siembras, brotes emergiendo, fertilización, control de plagas; vacas pastando y en proceso de ordeñe; cultivos de maíz, de trigo, elaboración de pan, tostadas; cultivos de frutas y elaboración de mermeladas; cultivos de cítricos y jugo de naranja en el vaso que vas a tomar.

En ese punto, la imagen muestra un amanecer bien citadino, con el sol naciente asomando por una ventana de un departamento, un ph o una casa y que da paso al pan, las tostadas y la mermeladas, el jugo de naranja, el mate, el té o el café con leche de todos los días… Y resalta que para tu desayuno participaron 16 provincias, trabajaron 274 personas y representó 7 metros cuadrados de producción.

Cerrar brechas entre el campo y la ciudad, de eso se trata esta experiencia sensorial que promete ampliarse en otras muestras rurales a realizarse en otras ciudades para concientizar sobre el rol central del sector, aunque la capital argentina sigue siendo el eje del mensaje tal vez por ese dicho que "Dios está en todos lados, pero atiende en Buenos Aires".

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