La discusión sobre la reforma tributaria tomó un giro decisivo luego de que el ministro de Hacienda, Germán Ávila, anunciara el retiro de los nuevos impuestos a la cerveza y a los licores. Esta medida surgió en medio de fuertes presiones desde distintos sectores del Congreso y ante el malestar expresado por la industria, que advertía impactos económicos y sociales.
El Ejecutivo optó por modificar la propuesta para evitar un hundimiento anticipado del proyecto. Ávila presentó ante las comisiones económicas un nuevo enfoque basado en eliminar la deducibilidad de las regalías en el impuesto de renta para el sector extractivo, una fórmula que incorpora ajustes según el comportamiento de los precios internacionales del petróleo.
Esta alternativa, según el Ministerio de Hacienda, permitiría aumentar el recaudo en alrededor de 3 billones de pesos anuales y compensaría la salida de los tributos inicialmente planteados. Con esto, el Gobierno intenta recomponer apoyos y mantener vivo el trámite legislativo.
Qué cambió en la propuesta y por qué
El replanteamiento de la reforma responde a las objeciones jurídicas y políticas que surgieron durante el debate parlamentario, especialmente las relacionadas con decisiones de la Corte Constitucional. El Ejecutivo decidió corregir el articulado para evitar eventuales demandas y fortalecer la solidez técnica de la iniciativa.
El ministro Ávila aseguró que, gracias al incremento proyectado del recaudo, el Gobierno puede retirar del texto la idea de elevar los impuestos a la cerveza y a los licores, una propuesta que enfrentaba resistencia tanto del sector privado como de varias bancadas. La intención oficial es asegurar ingresos estables sin afectar actividades productivas que ya atraviesan dificultades.
Tensiones legislativas y el calendario del Congreso
El debate continúa en medio de un ambiente de incertidumbre, marcado por el reciente retiro de apoyos legislativos y por las tensiones entre las distintas comisiones. La falta de quórum obligó a suspender la sesión en la que se esperaba avanzar tanto en la votación del articulado como en la discusión sobre el archivo.
La situación se agravó luego de que congresistas de distintos partidos retiraran su firma de la ponencia que buscaba hundir la reforma, lo que alteró el panorama político y abrió nuevamente la posibilidad de que el proyecto avance. Sin embargo, el comportamiento de varios legisladores, que se ausentaron o evitaron registrarse, dejó en evidencia el nivel de división interna que enfrenta la iniciativa.
Riesgos políticos y próximos pasos
El Ejecutivo sostiene que las modificaciones introducidas permiten equilibrar los objetivos fiscales con las demandas de diferentes sectores sociales y productivos. La presencia del ministro Ávila en el debate fue clave para reafirmar la intención del Gobierno de mantener un proyecto viable.
La definición del futuro de la reforma quedó postergada para la sesión del martes 9 de diciembre, en la que se espera que las comisiones económicas retomen la discusión. El resultado será determinante para evaluar si el Gobierno logra sortear las dificultades políticas y asegurar los recursos que considera indispensables para financiar su agenda en 2026.