

Las fábricas de azúcar y etanol de Brasil no conseguirán reducir su endeudamiento al final de la cosecha 2011/2012, incluso con los altos precios del azúcar. Además de los efectos negativos de la fuerte caída de la cosecha, las empresas del sector destinan una parte importante de sus ingresos a la renovación y expansión de cañaverales.
Hubo generación de caja, pero el foco fue el pago del servicio de la deuda (intereses) y la inversión en cañaverales, dijo el director comercial de Itaú BBA, Alexandre Figliolino. El ejecutivo calculó que los aportes agrícolas en este ciclo rondarán entre R$ 5.000 millones y R$ 6.000 millones, entre renovación y ampliación de áreas.
Un relevamiento realizado por la institución mostró que algunos indicadores de endeudamiento pueden empeorar ligeramente. Es el caso de la relación de la deuda líquida por tonelada de caña molida. Por la menor producción de los cañaverales, el indicador subiría de los R$ 72,70 por tonelada en el ciclo 2010/2011 a R$ 75 por tonelada en la cosecha actual.
Debía ser un año mejor, de ganancia de musculatura financiera para volver a crecer. Pero será un ciclo de mantenimiento de los niveles de endeudamiento, afirmó Figliolino.
La variación cambiaria, expresó, tiene su participación en ese escenario con el impacto sobre la deuda en dólares, pero es el deterioro en la cosecha de caña lo que limitará el crecimiento de los indicadores del sector.
El margen Ebitda (lucro antes de intereses, impuestos, depreciación y amortización) promedio también retrocedería de 30% a 29%. A partir de los precios del azúcar y el etanol, existía la expectativa de que el margen sería mayor que el del año pasado. Pero el aumento de los costos presionaron la remuneración de los grupos, dijo Figliolino.
La relación de la deuda líquida con el Ebitda, según cálculos del banco, presentaría una mejora, de 2,7 veces en la cosecha 2010/2011 a 2,6 veces en el ciclo actual, después de batir 7,1 veces en la temporada 2007/2008.
Los rumbos de los mercados de etanol y de energía eléctrica son preocupantes, señaló Figliolino. La remuneración del etanol hidratado se limita a los precios estables de la nafta; el negocio del anhidro tiene un porcentaje de mezcla que varía según la decisión gubernamental. En tanto, el segmento de energía eléctrica viene chocando con los precios bajos ofertados por el megawatt en las subastas, aseguró.
Hasta entonces, la producción de biocombustible y energía era el modelo que se mostraba viable para la expansión de la actividad en las nuevas fronteras de la caña. Pero la pérdida de competitividad de esos dos productos coloca en jaque su viabilidad.
Una comparación realizada por el banco mostró que se necesitan, en promedio, inversiones de R$ 5,8 millones para producir un megawatt de energía a partir de centrales eólicas. El monto es cerca de R$ 2 millones más bajo que los R$ 7,9 millones que demanda un proyecto de cogeneración con bagazo de caña de azúcar.
Además, los costos de producción del etanol hidratado subieron mucho y están cerca del valor que conlleva desventajas en la competencia con la nafta, según Figliolino. En 2005, ese costo en la planta era de R$ 0,50 por litro. Este año, alcanzó R$ 1,10.
A pesar de eso, hubo un pequeño aumento del número de centrales que entraron en el grupo con plena condición de invertir. En 2010, 65% de los 66 grupos analizados estaban en esa clasificación. Este año, fueron 67,5%. Obviamente, estamos hablando de una condición promedio en un sector que es altamente heterogéneo, ponderó Figliolino.









