

El ex presidente Luiz Inácio Lula da Silva aconsejó a la mandataria Dilma Rousseff que tome las riendas de la campaña por su reelección, al contrario de lo que sucedió en 2010, cuando fue él quien asumió el comando.
Mirá, en la otra elección, a quién no te conocía, a quién tenía dudas de votarte, yo le decía podés votarla que yo confío. Ahora, cuatro años después, sos conocida, tenés que convencer a las personas para que te voten. Y vos tenés que defender al gobierno. Después vengo yo y después el PT (Partido de los Trabajadores), le dijo Lula a Dilma, según pudo saber Valor.
El ex sindicalista aconsejó a su sucesora sacar provecho de la pre-campaña, salir del Palacio do Planalto, inaugurar obras y hablar mucho, porque ahora es ella quien tiene que dirigir su propia campaña. Aunque es cierto que Lula se ve como el principal cable electoral de Dilma y dividirá con ella la agenda de la campaña a la reelección.
La agenda política de Rousseff para los próximos dos meses está definida, sujeta a ajustes según las circunstancias electorales.
La presidenta no participará de ningún debate de candidatos hasta julio, cuando comienza oficialmente el calendario electoral. Después de esa fecha, los debates se examinarán caso por caso, pero la tendencia de la mandataria es no presentarse en la mayoría, en el primer turno, inclusive en los que auspician las grandes cadenas de televisión.
La propuesta que defiende el PT es participar de uno o dos debates transmitidos por un pool de emisoras de TV. El objetivo es la TV Globo, que es la última que realiza las disputas televisivas entre los candidatos, en las vísperas de la elección, cuando los partidos no disponen de horario electoral gratuito en radio y TV. El PT quiere ganar al menos un día de la guía electoral para hacer su propia edición del debate.
La decisión se vincula con el trauma que causó en la elección de 1989 la edición del último debate entre Fernando Collor de Mello y Lula da Silva, que se habría moldeado para favorecer al por entonces candidato del PRN, actual senador por el Partido Laborista Brasileño (PTB).
En 2010, la silla de Dilma quedó vacía cuando faltó a uno de los debates. El ex presidente Fernando Henrique Cardoso no participó de debates cuando disputó la reelección. Lula asistió en el primer turno de 2006, recibió duros ataques de Geraldo Alckmin, del Partido de la Social Democracia Brasileña (PSDB) y se bajó del debate de la TV Globo en el último minuto.
Todos esos avatares están siendo analizados en el grupo de campaña de la presidenta.
Dilma entra oficialmente en la campaña en julio, pero pretende aprovechar al máximo, en los próximos meses, el rol de gobernante-candidata. En realidad todos están haciendo campaña, dijo un integrante de la coordinación de la campaña de Rousseff.
Siguiendo los consejos de Lula, la presidenta intensificó su agenda de viajes a los estados para cumplir con inauguraciones y hacer discursos en defensa de su gobierno y con ataques a la oposición. La mandataria, que no se siente muy a gusto con los políticos tradicionales, inclusive hizo un cambio en el ceremonial de su agenda de viajes: se está invitando a los diputados estaduales aliados a subir en su palco para aparecer más cerca de la presidenta.










