El Ministerio de Hacienda de Brasil ve un escenario bastante optimista en la economía del país para los próximos cuatro años, aunque sin considerar los últimos sucesos en Japón, que abrieron un compás de espera a nivel global.

En la publicación “Economía Brasileña en Perspectiva”, divulgada el martes, la estimativa es de un crecimiento del Producto Bruto Interno (PBI) de entre 5% y 6,5% hasta 2014.

El número de marzo/abril de la revista bimestral prevé un crecimiento sostenido con baja inflación, “sin desajuste entre oferta y demanda”, ambiente que posibilita el control fiscal aliado a medidas macro prudenciales en las áreas de crédito e intereses.

La continuidad de la expansión económica tiene como sustento el avance de la inversión, según el texto, que recordó que Brasil fue una de las economías que más crecieron en 2010, entre las 20 mayores economías mundiales, registrando una expansión de 7,5%.

“Fomentar la inversión es fundamental para mantener el crecimiento económico sostenido con estabilidad de precios. Dejamos atrás un largo período de bajos niveles de inversión –cuando la formación bruta de capital fijo se situaba en un nivel de 15% del PBI-, para alcanzar, en 2011, inversiones próximas al 20% del PBI. Hasta 2014, 24% del PBI, suficiente para sostener tasas anuales de crecimiento por encima de 5,5%, sin presiones inflacionarias”, dijo el texto de Hacienda.

Sosteniendo que la demanda interna se mantenga elevada, pero el uso de la capacidad instalada del parque fabril se mantenga estable, Hacienda mantiene la teoría de que inflación está basada en el alza de las commodities. Y que el índice de Precios al Consumidor Amplio (IPCA), de referencia para la inflación, camina “a la desaceleración en marzo y abril, por la reducción de los precios de varios alimentos y del término del efecto de las tarifas de autobuses y las mensualidades escolares”.

Para el equipo del ministro de Hacienda, Guido Mantega, la inflación deberá convergir a la meta de 4,5%, con margen de dos puntos porcentuales, al final de año, a pesar del repique en el final de 2010 e inicio de este año.

El documento destaca además que la deuda líquida del sector público, uno de los principales indicadores de solvencia del país, cerrará el año en 37,8% del PBI, considerando un escenario de superávit primario de 3,0% del PBI, crecimiento real de la actividad de 5% y tasa real de interés de 6% al año.