

Desde finales de agosto, tanto los indicadores de actividad como las proyecciones de los agentes de mercado recogidas por el Banco Central (BC) en los boletines Focus pasaron a convergir para el escenario que había trazado Alexandre Tombini, presidente de la autoridad monetaria.
Argumentando que la desaceleración de la economía mundial tendría un efecto más intenso sobre la economía doméstica que el anticipado, el Comité de Política Monetaria (Copom) del BC optó por cortar la tasa básica de interés, la Selic, de 12,5% a 12% al año en la reunión del 31 de agosto, dando señales de que continuaría promoviendo ajustes moderados.
Como la inflación acumulaba un alza de 6,87% en los últimos doce meses hasta julio -2,37 puntos porcentuales por encima del centro de la meta establecida por el gobierno, de 4,5%-, hubo un intenso debate sobre la decisión de la autoridad monetaria, porque el crecimiento parecía sostenido todavía por el consumo doméstico y la inflación era un problema serio para un país con histórico de alza de precios como Brasil.
Pero desde entonces, el mercado abarcó la visión del BC y rebajó las estimaciones para los indicadores económicos. La proyección para el Producto Bruto Interno (PBI) de 2011 contenida en el boletín Focus, que en la semana anterior a la reducción de los intereses era de 3,8%, pasó a 3,16%. Las perspectivas para el crecimiento anual de la producción industrial también sufrieron una revisión considerable en el período, pasando de 2,96% a 1,55%.
A pesar de no creer que la i
nflación caminará para la meta, como considera el BC, economistas consultados por Valor afirmaron que la evaluación de Tombini, al menos en relación al escenario macroeconómico, fue acertada.
El escenario de actividad económica más baja fue determinante para que el mercado reevaluase las proyecciones de crecimiento de Brasil para este año y el próximo año, dijo Aurélio Bicalho, economista del Itaú Unibanco.
Pasados poco más de dos meses, hubo un enfriamiento más pronunciado de la economía. La producción industrial, que venía de un período de estancamiento, retrocedió 2% en septiembre. Incluso el mercado interno dio señales de que está perdiendo aliento. Las ventas en el comercio ampliado, que incluye automóviles, motos, partes, piezas y material de construcción, retrocedieron 2,3% en el pasaje mensual de julio a agosto. En septiembre, hubo una recuperación, de 0,9%.
El mercado tenía una visión miope, enfocando mucho en la industria, pero el Banco Central estaba en el camino correcto en su análisis de que la desaceleración ya estaba afectando el consumo, dijo Luiz Otávio Leal, economista jefe del Banco ABC Brasil.
Para Marco Freire, gestor de inversiones de Franklin Templeton, el BC acertó en el escenario de desaceleración de la economía, pero la contribución principal no provino del escenario externo. El ambiente internacional no fue determinante para la desaceleración interna. La inflación más alta puede explicar para de esa trayectoria, porque los precios elevados inhiben el consumo, pero eso es temporario. El principal factor para el enfriamiento de las ventas fueron las medidas macro prudenciales, afirmó Freire.
Ilan Goldfajn, economista jefe del Itaú Unibanco, coincidió con ese diagnóstico. Señaló que muchos economistas subestimaron el efecto que la política monetaria contractiva adoptada por el BC a finales de 2010 e inicios de 2011 tendría sobre la actividad doméstica. Las medidas macro prudenciales, que visaban a contener el crédito, principalmente para la industria automovilística, tuvieron un fuerte impacto sobre las ventas.
Según Fenabrave, entidad que representa a los revendedores de vehículos, el patentamiento de autos alcanzó el pico al final del primer semestre, pero desde entonces viene cayendo mes a mes, de acuerdo con datos desestacionalizados.










