El valor mínimo del tipo de cambio para que las exportaciones brasileñas sean competitivas está bajando desde marzo de 2009, aunque con algunos períodos de ligera suba, según un informe mensual del departamento económico de Bradesco, que consultó cerca de 2.000 empresas del sector industrial.

En 2009, el dólar debería haber cotizado como mínimo R$ 2,20 para que las ventas externas mantuvieran su competitividad.

Acompañando la valorización del real, el cambio aceptable por los industriales también ganó fuerza y alcanzó R$ 1,70 en junio del año pasado. Después de un pico en el segundo semestre de 2011, el nivel mínimo para el dólar llegó a R$ 1,80 en marzo, por debajo de lo que reivindican muchos industriales, para quienes este piso está lejos de ser positivo para el sector.

El director del departamento de investigación y estudios económicos de Bradesco, Octavio de Barros, evalúa que la capacidad de algunos sectores de lidiar con un tipo de cambio más valorizado es una señal de que, en los últimos años, una franja relevante de empresas consiguió adaptar su estructura de costos para soportar los desafíos de un real más fuerte.

Una parte importante de las empresas cambió el mix de componentes, con la importación de partes. Para las empresas con proveedores internacionales, un tipo de cambio depreciado no es interesante, afirmó.

De Barros afirmó que un cambio a R$ 1,80 sería muy razonable para el promedio del sector industrial en un horizonte de corto plazo. Pero significaría un desafío para algunos segmentos, entre ellos el textil, que atraviesa problemas estructurales, y preferiría un cambio mínimo a R$ 1,98 para exportar, de acuerdo con las respuestas obtenidas durante el trabajo.

Para Ruy Baumer, presidente del Sindicato de Industria de Artículos y Equipos Odontológicos, Médicos y Hospitalarios del Estado de San Pablo (Sinaemo), lo ideal, para que la industria pudiera competir de igual a igual en el mercado internacional, sería que el real perdiese fuerza y volviera a un nivel próximo de R$ 2,20 ó R$ 2,30 ante el dólar.

Pero las empresas consiguen sobrevivir con el cambio a R$ 1,80 reduciendo al máximo los costos, al cambiar los proveedores nacionales de materias primas y componentes por insumos importados, afirmó. Otra iniciativa fue ampliar la capacidad de producción para minimizar el costo por unidad, según Baumer.

Pero como consecuencia de la continua valorización de la moneda nacional ante el dólar, las empresas comenzaron a reducir precios y comprimir márgenes de ganancia. Cada vez menos compañías tienen capacidad de invertir en innovación, lo que limitará más la competitividad de esas firmas en el mercado internacional a futuro, dijo Baumer.

En el sector, la tasa mínima de cambio para que las exportaciones continúen compitiendo a nivel global es de R$ 1,79 hoy, ante R$ 1,85 en marzo del año pasado, según el estudio de Bradesco.

Otros segmentos industriales, como los de equipos eléctricos y electrónicos encontraron una salida en las importaciones. Para Luiz Cezar Rochel, gerente de economía de a Asociación Brasileña de Industria Eléctrica y Electrónica (Abinee), el sector está desnacionalizando componentes o parte del portfolio. Si antes, la empresa fabricaba cinco productos aquí, ahora fabrica tres e importa los otros dos. De ese modo, la facturación sigue creciendo pero el nivel de producción se debilita.

A pesar de esa alternativa, se están cerrando algunas líneas de producción, por ejemplo en el sector de instrumentación. Rochel afirmó que el tipo de cambio a R$ 1,80 es el mínimo aceptable para que la industria pueda sobrevivir, pero para mí debería estar en torno de R$ 2,30.

En el caso de la industria de muebles, las importaciones de productos finales incomodan menos, pero la formación de joint ventures entre empresas brasileñas e internacionales facilitó el desembarco de componentes, como material para cajones y armarios, con un costo favorable, señaló Lipel Custódio, director de Abimovel, la asociación que nuclea a las industrias del sector. Como parte de la cadena hoy se alimenta con importados, el cambio mínimo para las empresas del segmento, que era de R$ 1,91 en marzo de 2011, pasó a R$ 1,79.

Con un concepto más duro, el presidente de la Asociación Brasileña de Industria Plástica (Abiplast), José Ricardo Roriz Coelho, afirmó que el actual nivel de cambio resulta prohibitivo y quita del juego del comercio internacional a las empresas brasileñas. La participación de las exportaciones en el ingreso de las empresas cayó y las firmas están perdiendo terreno también en el mercado interno, afirmó.