En 2012, el comenzará a cobrarse en más de cinco cuencas y, en dos o tres años, otras regiones pueden entrar en el esquema para nuclear la mayor parte del estado. La estimativa del mercado es que cuando el cobro se extienda a todos los 361 ingenios de San Pablo, el gasto ascienda a entre R$ 20 millones y R$ 36 millones para todo el sector paulista.

Actualmente, el cobro se realiza en las cuencas hidrográficas Paraíba do Sul, Sorocaba, con baja incidencia de ingenios, y Piracicaba, Capivari y Jundiaí (PCJ), con más presencia de ese segmento industrial, explicó André Eli Neto, ingeniero de investigaciones del Centro de Tecnología de Caña de Azúcar (CTC) y consejero del departamento de Asuntos Hídricos del Estado.

Las unidades de caña de azúcar que pagan para utilizar agua responden juntas por 5,5% de la molienda de la caña paulista, según datos de CTC. La medida, prevista en la política nacional de recursos hídricos, se realiza desde hace tres años e incide en cerca de R$ 60.000 a R$ 100.000 por unidad industrial (con molienda de 2 millones de toneladas de caña por cosecha), dependiendo del nivel de eficiencia en la reutilización del agua de cada unidad, explicó Neto.

Otras cinco cuencas hidrográficas tienen previsto comenzar a cobrar el agua en 2012 -Alto Tietê, Tietê Batalha, Baixo Tietê, Tietê Jacaré y Baixa Santista-. Otras seis cuencas recibieron la aprobación para cobrar del consejo estadual de recursos hídricos este año, según el coordinador de recursos hídricos de San Pablo, Walter Tesch.

Falta ahora en ese grupo la elaboración y publicación del decreto de parte del gobierno del estado y la actualización del registro de los usuarios, lo que puede demorar al menos un año. De esa forma, de las 21 cuencas hidrográficas de San Pablo, apenas seis no están en procesos avanzados para implantar el cobro, dijo Tesch.

Neto explicó que los ingenios se están anticipando para ganar eficiencia en el uso del agua y evitar que el cobro signifique altos costos para las empresas. Según Neto, hace 40 años cada ingenio captaba de 15 metros cúbicos a 20 metros cúbicos de agua en los ríos por cada tonelada de caña procesada. Prácticamente, no había reutilización de agua, tampoco aprovechamiento del líquido proveniente de la propia caña de azúcar, que detenta 70% de agua en su composición, contó Neto.

Actualmente, los ingenios usan en torno de 22 metros cúbicos por toneladas de caña procesada, pero captan en ríos apenas 2 y 1 metro cúbico. El resto que necesita la industria viene del agua de la propia caña y del vapor del proceso, afirmó Neto.

El último estudio realizado por el CTC, de 2005, señalaba la captación promedio de 1,83 metros cúbicos por cada tonelada de caña. Desde entonces, estimamos que ese promedio haya bajado a aproximadamente 1,0 metro cúbico, pero no tenemos comprobado ese dato, dijo Neto sobre el hecho de mantenerse en los cálculos la variación de 1 y 2 metros cúbicos.

El ingeniero del CTC cree que la reducción ocurrió porque el sector avanzó en el uso de tecnología. El aprovechamiento del agua contenida en la caña, la reutilización de la captada en ríos y la implantación del circuito industrial cerrado contribuyeron a ese desempeño. Los ingenios más modernos están consiguiendo captar apenas 0,7 metros cúbicos o hasta menos, dijo el investigador del CTC, que tiene como socios a los ingenios más grandes.

Para tener una idea del impacto económico de ese avance, si el consumo fuese aún de 22 metros cúbicos, como era hace 40 años, bajo un valor promedio de pagos de R$ 0,03 por metro cúbico, cada unidad industrial con 2 millones de toneladas de capacidad en lugar de R$ 60.000, tendría un gasto 22 veces superior, es decir, cercano a R$ 1,3 millón.

Neto explicó que, a pesar de que la producción de caña se duplicó en los últimos diez años en San Pablo, el uso promedio de agua que captaron de los ríos los ingenios cayó cuatro veces, lo que significa decir, según el investigador, que la demanda de ese segmento por captación de agua retrocedió a la mitad.

Hace diez años, 13% del consumo de agua en el estado era del sector de caña de azúcar, según CTC. Actualmente, ese porcentaje es de 7% y la tendencia es que esa participación alcance 1% con avance de tecnologías de reaprovechamiento del agua.

La industria productora de equipamientos para ingenios tiene actualmente disponible tecnología no solo para terminar con la captación de agua en ríos, sino para exportar agua limpia. Con un tratamiento simple, hasta potable. De acuerdo con el vicepresidente de Tecnología y Desarrollo de Dedini, José Luiz Olivério, el ingenio autosuficiente permite la producción de un volumen de 340 kilos de agua por tonelada de caña, sin la necesidad de ninguna captación.

La base de esa tecnología, bautizada Biofom, está en la alta concentración de vinaza -subproducto de la fabricación de etanol, rico en potasio y que se utiliza en fertilización e irrigación de cañaverales. Olivério explicó que la vinaza normalmente tiene 3% de partículas sólidas. Con esa tecnología, ese porcentaje queda en 65%.

Ese ingenio deja la vinaza con apenas 5% de agua. De esa forma, consigue exportar agua y producir un concentrado de potasio, explicó. La formulación del fertilizante final, con características similares al fertilizante mineral, puede hacerse en el propio ingenio, agregando torta de filtro (otro residuo del ingenio), ceniza y hollín de la caldera, además de otros componentes que precisa el suelo del ingenio, señaló Olivério.

Con la economía de uso de agua y de fertilizantes, esa última en 70%, la tecnología tiene condiciones de ofrecer el retorno de inversión en tres cosechas. Ese proceso se llama estado de arte de la optimización de todos los subproductos de la caña de azúcar, dijo Olivério.

Pero otras adaptaciones pueden hacerse en equipos para mejorar la eficiencia de la producción. Entre ellas, está el uso de procesos de lavado de caña a seco y condensadores de vapor para reciclado del agua.

Raízen, joint venture entre Cosan y Shell, inició un proyecto para reducir la captación promedio de sus ingenios de los actuales 1 metro cúbico por tonelada de caña procesada por hora a 0,3 metro cúbico.

Ese proyecto, también basado en la concentración de vinaza, se está desarrollando inicialmente en el ingenio Costa Pinto, de Piracicaba, el más antiguo del grupo, y que, junto con otras cuatro unidades de la empresa está inserido en el sistema de cobro por el uso de agua en la cuenca de Piracicaba, Capivari y Jundiaí (PCJ).

La idea es aumentar la concentración de potasio en la vinaza, de los actuales 3% a 20%. Eso significa que en lugar de producir 10 litros de vinaza a 3% de potasio, vamos a hacer un litro con 20% de potasio, dijo Antonio Stuchi, director industrial de Raízen. Stuchi espera que se alcance ese indicador en dos o tres años en Costa Pinto. La mitad de la producción de vinaza de esa unidad alcanzó esa meta.

Otro proyecto de concentración de vinaza se está preparando para el ingenio de Jataí, de Goiás, paero todavía no existe un cronograma definido para su implantación. Estamos probando la viabilidad tecnológica y económica de esos proyectos, dijo.