Los inversores extranjeros amplían cada año su participación en el volumen negociado en la Bovespa. A juzgar por la evolución de los datos, en 2014 el sector puede responder por la mitad de las transacciones en la bolsa brasileña.

Los inversores externos más que duplicaron su participación en las negociaciones en la Bovespa en 20 años, pasando de 21,4% en 1994 a 43,7% en 2013. Los datos del año pasado no están todavía cerrados y contabilizan negocios hasta el 27 de diciembre. El último mes del año, la participación fue de 46,4%.

La evolución de la economía brasileña, que culminó en la conquista del grado de inversión, fue fundamental en el proceso. El inversor extranjero terminó sustituyendo al pequeño inversor. "El mercado de acciones creció, acompañó la evolución económica del país, pero los locales no acompañaron en la misma proporción", dijo Alexandre Póvoa, socio de Canepa Asset Management.

La presencia de personas físicas creció en las últimas dos décadas, pasando de 9,7% a 15,2% el año pasado. Pero fue en 2009 cuando la participación de los inversores individuales batió un record, respondiendo por 30,5% del total negociado. Profesionales del mercado dijeron que ese inversor, culturalmente desacostumbrado a invertir en acciones, se asustó con la crisis financiera mundial y escapó de la bolsa.

Eduardo Velho, economista jefe y socio de INVX Global, dijo que "el momento actual también sigue desfavorable, con ruidos en empresas estatales, bancos públicos ampliando su participación en el crédito y el contexto malo en Europa, que ayudaron a ahuyentar mucha gente de la bolsa".

El 30 de diciembre, había 589.200 personas físicas registradas en la BM&FBovespa. El pico tuvo lugar en 2010, cuando sumaban 610.900 -aunque ese criterio pueda contabilizar un mismo inversor en caso de que haya tenido más de una correctora.

Los extranjeros siguen colocando dinero en la Bovespa, a pesar de los sacudones de la economía. El saldo de capital externo en el año, hasta el 27 de diciembre, era positivo en R$ 11.600 millones. "El extranjero que se quedó tiene una visión de plazo más largo", dijo Velho. "Pero también ve a Brasil de otro ángulo. El inversor local tiende a tener una aversión mayor al riesgo, está más atento a cambios en la política económica, la frustraciones de expectativas", complementó.