

Las exportaciones de artículos y servicios de defensa de Estados Unidos a Brasil están en ascenso, en un escenario en que las empresas americanas están buscando nuevos mercados para sus productos, por el final de las guerras en Irak y Afganistán y los recortes en el presupuesto militar.
Las ventas a Brasil totalizaron u$s 633 millones en 2012, 37% más que el año anterior, según el Departamento de Estado, compilados por la sección estadounidense del Consejo Empresarial Brasil-Estados Unidos. La proximidad del Mundial de Fútbol-2014 y de las Olimpíadas de Rio en 2016 agudiza el interés de las compañías norteamericanas, como de los grandes proyectos de seguridad de la costa y las fronteras brasileñas.
Los números indican que el Departamento de Estado aprobó cerca de 90% de los pedidos de las empresas para exportar productos, servicios y tecnología militar a Brasil. El año pasado, la participación fue de 89,1%. Se negaron solamente 0,2% de las demandas.
Los pocos más de 10% restantes se devuelven sin definición, en general porque son casos en los cuales la licencia de exportación no es necesaria. El Departamento de Estado recibió 2.400 pedidos de aprobación para la exportación de productos, servicios y tecnología en 2012, 18% más que en 2011. En 2008, llegaron a 1.004.
Para la directora ejecutiva del Consejo Empresarial Brasil-Estados Unidos, Monique Fridell, el crecimiento de las exportaciones americanas a Brasil de bienes y servicios militares y de uso dual, con un porcentaje muy bajo de rechazos de los pedidos para autorización, indica la mayor disposición de Estados Unidos para transferir tecnología en el área de defensa.
Un ejecutivo de una gran empresa brasileña que actúa en el área dijo que notó mayor flexibilidad de parte del gobierno estadounidense en las aprobaciones, y que existe más disposición para aproximarse a los brasileños.
Como telón de fondo, existe la licitación de los cazas para la Fuerza Aérea Brasileña (FAB), que se arrastra desde hace varios años. Boeing es una de las finalistas, junto a la francesa Dassault y la sueca Saab, en un negocio de más de u$s 4.000 millones. Durante el gobierno del ex presidente Luiz Inácio Lula da Silva, los franceses eran los favoritos, pero algunas fuentes indican que el escenario cambió en la administración de Dilma Rousseff.
Las asociaciones de Boeing con Embraer que se armó este año para proveer SuperTucanos a la Fuerza Aérea de Estados Unidosaumentarían las posibilidades de la empresa estadounidense, lo que influenciaría la disposición del gobierno a autorizar las ventas a Brasil, un socio visto como confiable por los americanos en el área de defensa.
Fridell destacó que, con la extinción de las operaciones en Irak y Afganistán, las empresas americanas de defensa buscan nuevos mercados, en un momento en que también hay recortes excesivos de los gastos públicos en seguridad. De los cortes automáticos de gastos por u$s 85.000 millones que entraron en vigor en marzo, la mitad se refiere a gastos militares.
Brasil, que pretende desarrollarse en ese sector, aparece como una oportunidad importante de negocios para las compañías de Estados Unidos que actúan en el segmento, aunque con una demanda mucho menor.
Ex director del Centro de Estudios Hemisféricos de la Universidad de Defensa Nacional, en Washington, Richard Downie, dijo que las empresas americanas que actúan en el sector de defensa ven a Brasil como el mercado más atractivo de América latina, por su porte y por encontrare en crecimiento. Recordó la realización del Mundial de Fútbol en 2014 y las Olimpíadas de 2016, y la perspectiva de vender productos para proyectos en los que el gobierno brasileño está abriendo licitaciones, como el Sistema de Administración de Amazonia Azul (SisGAAz).
Actualmente en Delphi Strategic Consulting, Downie apuntó algunas dificultades desde el punto de vista de las compañías de Estados Unidos para negociar con Brasil. Según el ejecutivo, las empresas consideran un obstáculo la regla por la cual quien provee productos para el SisGAAz tendrá que ceder integralmente el uso de la tecnología. Esa exigencia puede ser muy rígida, afirmó Downie, que, a pesar de eso, ve a Brasil como un mercado promisorio para la industria norteamericana de defensa.
Ayuda en ese sentido la aproximación entre los dos países, que culminará en la visita de Estado de la presidenta Dilma Rousseff a Estados Unidos, en octubre. Fridell señaló que Brasil y Estados Unidos intensificaron las relaciones en el sector de defensa. En abril de 2012, se estableció el diálogo de cooperación en defensa entre los dos países y en diciembre, se abrió el diálogo para la cooperación industrial entre los dos sectores privados, con el objetivo de estrechar los lazos entre las empresas de Brasil y de Estados Unidos que actúan en el segmento.
Veo en Brasil una mayor conciencia acerca de que la innovación en la industria de defensa es un canal importante para la aplicación comercial de tecnología, dijo Fridell, quien destacó la misión del Consejo Empresarial Brasil-Estados Unidos realizada en abril, con diez empresas americanas que actúan en el área de defensa, como Raytheon, que fue líder de la delegación, Boeing, GE, Lockheed Martin y BAE Systems.









