

La alianza entre Estados Unidos y Japón, históricos enemigos durante la Segunda Guerra Mundial y años posteriores, atraviesa su mayor actualización en décadas, con ejercicios combinados de gran escala, integración de misiles de largo alcance y nuevas reglas de coordinación pensadas para un escenario de crisis en el Indo-Pacífico.
El telón de fondo es la presión militar de China alrededor de Taiwán y en los mares de China Oriental y Meridional, además de un entorno regional cada vez más volátil.
Estados Unidos y Japón: de enemigos históricos a aliados incondicionales
En septiembre, fuerzas estadounidenses y japonesas desarrollaron su mayor ejercicio conjunto en el arco de Okinawa, mientras buques y aeronaves chinos transitaron el estrecho de Miyako durante las maniobras, una señal de fricción directa en corredores estratégicos.
En paralelo, Estados Unidos, Japón y Filipinas ampliaron la cooperación marítima y guardacostas en ejercicios trilaterales para mejorar respuesta, interdicción y conciencia situacional en rutas disputadas.
A su vez, Tokio avanza con la adquisición e integración de misiles de crucero Tomahawk para dotar a sus destructores de capacidad de contraataque (alcances superiores a 1.600 km en las variantes más recientes). Un primer buque ya viajó a Estados Unidos para modificaciones y adiestramiento, y los despliegues iniciales están previstos entre finales de 2025 y 2026, según documentos del Congreso estadounidense y reportes especializados.

Tiembla China: la alianza más temida de la Tercera Guerra Mundial que busca acabar con su poder
Analistas advierten que la simultaneidad de crisis, una contingencia en Taiwán mientras Rusia presiona en Europa, podría estresar la disuasión aliada y elevar el riesgo de errores de cálculo. Washington está reorientando su preparación hacia conflictos de alta intensidad y corta duración, y ve en Japón un pilar para sostener la arquitectura de seguridad regional en el Indo-Pacifico.
La institucionalización de ejercicios, el preposicionamiento de capacidades y la interoperabilidad buscan, precisamente, que la disuasión funcione antes de que estalle una guerra; pero el efecto espejo (más capacidades aliadas y más demostraciones chinas) mantiene la región en un equilibrio delicado.
¿Qué puede pasar en los próximos meses?
Ante un posible escenario de estallido de una Tercera Guerra Mundial por esta disputa, los especialistas advierten tener en cuenta los siguientes acontecimientos:
- El cronograma de integración de Tomahawk en la Fuerza Marítima de Autodefensa (JMSDF) y los ejercicios bilaterales centrados en islas remotas y negación de acceso.
- La expansión de entrenamientos trilaterales (EE. UU.-Japón-Filipinas) y cooperaciones de guardacostas con Taiwán, que probablemente irritarán a Pekín.
- La actividad del EPL alrededor de Okinawa/Taiwán y nuevas maniobras con socios regionales como indicador de contrapresión china.











